una de cómicsgeorge herrimann, krazy&ignatz vol.3 1929-1930
78 años después de su publicación, las tiras de Herrimann, en su ya tercer tomo recopilatorio, se leen como si hubieran sido publicadas hoy mismo. La carga poética y surreal del triángulo imposible que forman Krazy Kat, el ratón lanza-ladrillos Ignatz y el policía "agente cachorro" aún no ha sido superada a estas alturas del siglo XXI. Cuenta el prólogo que la serie, en el momento de su publicación, tuvo que soportar la indiferencia y la crítica de sus contemporáneos, incluyendo a todos los jefes de Herrimann. Afortunadamente, las desventuras de los habitantes de Coconino tenían lo suficientemente subyugado a William Randolph Hearst, el gran magnate de la comunicación estadounidense de la primera parte del siglo XX, como para garantizar su publicación continuada y que el bueno de George nos dejase una cantidad ingente de material impreso para disfrutar. Poco se puede decir de una serie que resulta subyugante y perturbadora, que te abre el corazón a ladrillazos y que siempre termina por dejarte el poso nostálgico de los mundos que nunca conocerás, de los paisajes imposibles habitados por personajes que, en su absurdo, terminan resultando asombrosamente verosímiles y extrañamente queribles.
charles schultz, snoopy y carlitos, tiras dominicales 1959 a 1960
48 años después de su publicación, las tiras de Schultz, en su ya quinto tomo recopilatorio, se leen como si hubieran sido publicadas hoy mismo. Mi serie de tiras cómicas favorita de los últimos tiempos evoluciona con paso lento pero firme, define con precisión personajes ligeramente retorcidos, sutilmente amargados y siempre en el límite entre la broma cruel y el chiste inocente. Todo el paisaje humano que aparece por aquí está trazado con una complejidad y profundidad excepcionales. El único protagonista no-humano, el perro más proteico de la historia del cómic, es, sencillamente, un personaje maravilloso sobre el que el autor deposita, con ternura e inteligencia infinitas, todas las características de las que carecen sus compañeros de reparto humanos. No me cansaré de repetirlo: aquellos que sigan viendo en Snoopy aquel paradigma de lo pijo y lo ñoño que consagraron los años ochenta pueden estar orgullosos de su necedad (necio: del lat. nescĭus, adj. Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber) y de que los prejuicios y los caminos fáciles de lo consagrado oficialmente como obvio puedan más que su curiosidad.
matt groening, el enorme libro del infierno
20 años -con un abanico de más menos cinco- después de su publicación, las tiras de Groening, se leen como si hubieran sido publicadas hoy mismo. El creador de "Los Simpsons" era un jovenzuelo muy airado que arremetía (inicialmente a base de fotocopias y autoedición) con divertidísima mala hostia contra la sociedad de su época. Después de varios tomos exprimiendo el original "life in hell" (hemos visto, aparte del tomo rojo homónimo, los posteriores "el trabajo es el infierno" y "el amor es el infierno"), empieza a quedar claro que el mejor material de estas tiras ya ha sido publicado. Algunas de las historias que se pueden leer en este tomo están ya un poco agotadas o son vueltas de tuerca a situaciones narradas con más acierto en otras ocasiones. Pese a ello, un considerable puñado de vitriólicas reflexiones sobre el amor, el trabajo, la vida en pareja o la política hacen que este tebeo se eleve con grandiosidad sobre la mayoría de los cómics que se publican actualmente bajo la etiqueta de "underground" o "alternativo". Aunque Groening se haya vendido de mala manera con esa película infame sobre Los Simpsons que hemos padecido este verano, no perdamos la perspectiva sobre quien es y lo que ha sido: un monstruo absoluto del cómic al que no han podido hacerle ni un poco de sombra sus millones de (malos) imitadores.