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tanta niebla nos va a volver idiotas a todos, y lo digo con conocimiento de causa, que vaya día he pasado:

- a las 13.00 salimos con Manuel a un rollo de su coche a Pontevedra; primera sorpresa: había algo así como un millón de coches intentando entrar en la capital: las nueve casetas del peaje de la autopista parecían las taquillas de Castrelos el día de Bustamante y ... y una gicha que no recuerdo (¿Gisela? ¿Carolina? ¿Verónica?);

- a las 13.30, arreglado lo del coche (no era nada) salimos hacia Cabo Home para comer en el restaurante homónimo; gran idea por mi parte: vamos por la costa de la ría de Pontevedra que "seguro que hay menos tráfico";

- a las 13.45 llegamos a Placeres (entrada de Marín): atasco kilométrico bastante sospechoso; por cierto, que aquí en Vigo nos quejamos de los rellenos, pero en Marín dentro de nada se va a poder ir desde el puerto hasta la isla de Tambo a patas...

- a las 14.15 conseguimos salir del infierno de Marín (no entendimos nada: no había fiestas, ni ferias, ni motivo aparente para aquel cristo: parecía vigo un día de lluvia)

- sin inciencias mencionables a las 14.30 llegamos al restaurante: hay mesas fuera, nos sentamos todos contentiños y famélicos...ilusos

- 15.00 la camarera toma nota de lo que vamos a comer
- 15.30 llega el primer plato (los de la mesa de al lado, que llegaron a las 15.00 ya estaban comiendo hace 5 minutos)
- 15.32 se acaba el primer plato
- 15.45 los de al lado están con los postres
- 16.00 llega uno de los segundos
- 16.15 llega el segundo segundo
- 16.20 se acaban los segundos
-16.50 ¿quieren algo de postre? miramos a la camarera con cara de "bueno, ya vamos a merendar aquí"
- 17.00 final de la comida: dos horas y media allí sentados para un total de 10 minutos comiendo (muy parecido a ciertas prácticas sexuales)

entre medias: gente saliendo del interior del restaurante con el móvil a grito pelado: "¿me oyes? ¿ME OYES? ¿ME OYEEEES?"; grupos de turistas evolutivamente entre el pitecántropo y el australopiteco, gritando como borregos y haciendo el gilipollas como sólo los turistas españoles saben hacerlo (y no me llamen racista: pasó un grupo de vascos, otro de catalanes y otro de madrileños, todos haciendo buenos los peores tópicos sobre ellos);

bajamos hasta la playa de Viñó, sumida en una espesa niebla, pero el calorcito de la arena nos animó a quedarnos (dormí una buena siesta allí tirado mientras la niebla me calaba hasta el tuétano); a eso de las 19.30 la cosa se puso chunga de veras y tras el preceptivo café en el chiringo, salimos de vuelta en dirección a casa; por supuesto pillamos una caravana de categoría media (sólo tardamos hora y media en hacer Cangas-Vigo)...ahora al repasarlo todo entiendo el mal humor que tengo encima: me siento estafado de una forma retorcida y desagradable, como si no mereciera la pena hacer planes para ir a ningún sitio porque la carretera, los restaurantes y hasta la playa van a conjurarse para joderte el día...buf; tan estafado que decidí quedarme en casa a cenar mientras veíamos las finales de la reunión de atletismo de Zurich

para terminar, supongo que ya lo habreis visto, pero por si acaso os invito a visitar las reflexiones de un colaborador de la página llamado contra; en cuanto tenga su foro, ¡a dejar ahí las opiniones!

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