el año que me aburrí de la actualidad
Reviso las revistas que compro habitualmente para, gracias a los números de este mes de enero, hacer un recuento apresurado de las cosas de interés que se han hecho por el mundo adelante durante 2006 (vale, necesitaría una ampliación de pongamos unos 200 años de vida extra para asomarme a, pongamos, un 1% de lo que digo). Paseo los ojos sobre listas que, después de una rápida revisión, tienen poquísimo que ver con las cosas que he leído, escuchado o visto. Hay coincidencias, claro, cierto aroma común entre mis nebulosos recuerdos y las toneladas de papel impreso en las ejércitos de redactores tratan de atrapar el alma de otro año que se ha ido.
Recuerdo cuando esas listas me importaban y trataba de encontrar las coincidencias como fuera y al no lograrlo me proponía eso tan gilipollas de "ponerse al día". Claro, nunca me ponía al día de nada. Por suerte, ese impulso infantil de tener los deberes hechos ha terminado por esfumarse, como casi todos los impulsos infantiles, con excepción de los malos. Veo las listas, pienso en el trabajo brutal de quienes las hacen. Me veo a mí mismo: enterrado bajo el manto acogedor de mi invencible pereza y de mi ausencia de intenciones de "estar al día". Ya ni voy al cine con regularidad. Ni siquiera pongo a andar el soulseek desde hace un año. lo máximo que soy capaz: pongo youtube.com en mi navegador de internet y escribo el primer nombre que se me ocurre. Si me gusta el resultado lo enlazo desde aquí.
A veces creo que la actualidad se ha hecho tan infinitesimal que se ha terminado evaporando. Otras me da la sensación de que la actualidad comenzó en el siglo XIX y no tiene pinta de agotarse. Bien mirado, el que parece del siglo XIX y al borde la evaporación debo ser yo. Que poco actual.
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