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transiciones

todos los años llevo fatal el paso del invierno a la primavera; días como hoy, por ejemplo, que uno se acuesta el viernes algo tarde con un frío considerable y la calefacción a una temperatura generosa, y se despierta temprano con la sensación de estar en una sauna, un calor asqueroso consecuencia del nórdico, la calefacción y la temperatura del exterior que se ha elevado unos cuantos grados sin avisar; de pronto hay un estallido de luz sobre un fondo de nubes de un azul tóxico, el organismo, replegado sobre sí mismo tras casi seis meses de lluvia, acostumbrado al pijama grueso, a los jerseys de cuello cisne, a las camisetas de algodón, a los calcetines de lana y al impermeable forrado, de pronto debe empezar a negociar con el exterior un nuevo contrato... el cambio brusco afecta al carácter, de golpe me entra un spleen estúpido (el del cambio del verano al otoño lo entiendo, pero éste me parece absurdo) que me dura un par de días mientras no sé qué ponerme para no agobiarme con el calor de los sitios cerrados ni ponerme malo con el frío de los espacios abiertos en especial al atardecer; pero como la experiencia es un grado, hay que prevenir estas caídas anímicas; mi automedicación son algunas píldoras de este estilo:



el disco de the black heart procession no es lo más adecuado de entrada para un bajón anímico, pero sin embargo es increiblemente adictivo: una afortunada combinación de amargura y desesperación con un curioso espíritu festivo, canciones crudas y rasposas con un punto de locura, la voz del cantante como el chirrido de una puerta, coros fantasmagóricos, violines en el límite del delirio paranoico, y la sensación de estar embarcado en una espiral creciente de celebración de la angustia: una pasada;

gantz (ed. glenat) es un manga que mezcla algunas obsesiones típicas de la cultura japonesa (el sexo como obsesión voyeurística, la hiperviolencia estilizada, el individualismo atroz de sus habitantes) con la descripción de algunos males contemporáneos (la degradación de las relaciones sociales, el culto al espectáculo televisivo, la banalización de las vidas "normales") junto a algunas marcianadas que te descolocan de tal manera que no sabes si está leyendo algo buenísimo o una auténtica chorrada; para los no habituados al manga puede ser una experiencia algo frustrante, sin embargo, para los que han saltado los prejuicios iniciales (a mí me costó un poco) y están acostumbrados a ciertas claves propias del tebeo japonés, gantz supone una experiencia increíble (los mejores tebeos que he leído ultimamente han sido mangas: dragonhead, blame, monster, harlock, y este gantz que ya va por el número 3);

y harlock (ed. glenat) parece ser la edición en españa de un clásico de los mangas, que también tuvo su versión televisiva (en españa creo que sólo la pusieron en tv3 y en telemadrid) y que enamora a uno porque tiene ese halo de romanticismo épico que yo echo en falta actualmente; harlock es el héroe prototípico exiliado del planeta tierra pero paradojicamente empeñado en evitar la destrucción de ésta por una civilización de seres vegetales que lleva miles de años instalada en el propio planeta infiltrándose lentamente entre los terrestres...

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