vaya, que deprisa pasan los días...
estoy ya en plena rutina de trabajo: aún no doy clases pero voy al cole a revisar ejercicios, programas, libros, y a corregir los ejercicios de verano (sucedáneo de los exámenes de septiembre) que desde este año desaparecen ya que vuelven los citados exámenes en virtud de la ley "de calidad" (no voy a hacer chistes); ha estado bien volver a encontrarse con los chavales (algunos de ellos: los que traían los ejercicios -los cuales, la verdad sólo sirven para que repasen en verano-) en el fondo, y de una manera extraña y oculta nos profesamos cierto afecto disimulado por las poses a las que nos obligan nuestros cargos respectivos: nosotros los malos, ellos los buenos (la verdad es que el papel de malo me gusta, para qué engañarnos; no lo hago muy bien pero lo intento)
por lo demás, la apatía otoñal se va adueñando de mí: apenas salgo de casa y, cuando estoy en ella paso la mayor parte del tiempo en el sofá o delante del ordenador; se me ha pasado la furia lectora (el libro de DWF con el que estoy no acaba de entrarme: próxima reseña en breve -espero-), se me ha pasado la furia musical, se me ha pasado la furia por los conciertos y el cine, se me ha pasado la furia por la televisión descerebrada (Buffy, vuelve) y no sigo para no aburrir a nadie, pero ésto tiene todos los síntomas de la apatía por final del periodo vacacional; cuento con que la vuelta a la parrilla de TV de los programas basura de temporada (desde hospital central a crónicas marcianas: estoy infectado hasta el tuétano) despierte en mí la vitalidad adormecida...(continuará)
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