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el parchís, un suponer
Siempre he pensado que el parchís es algo más que un juego. Se trata de una actividad en la que se encuentran implicados algunos de los elementos fundamentales de la personalidad humana y que sirve de entrenamiento para el ejercicio de complejas capacidades racionales y emotivas. Podemos destacar:


- fomenta, por un lado, el espíritu de equipo, y, simultáneamente, predispone a la sana competición en un entorno exigente pero no amenazador;
- pone a prueba la capacidad de tomar decisiones complejas en múltiples circunstancias, introduciendo con frecuencia apasionados debates entre ética y moral, o incluso entre ética de la necesidad y ética del deber; por ejemplo, pongo una barrera, o ¿es mejor que adelante casillas en mi camino hacia la meta?
- desarrolla capacidades básicas como la concentración y la atención;
- supone una introducción a la educación estética y artística: gracias a él uno comprende mejor corrientes artísticas como el constructivismo, el neoplasticismo, la abstracción geométrica, el op-art, o los fauves;
- puede ayudar a superar problemas de orientación en dos y tres dimensiones gracias a su configuración laberintíca sobre un plano;
- exige una comprensión profunda del papel que juega el azar en la vida cotidiana y de como uno debe estar listo para enfrentarse a las contingencias que puede deparar la adversidad: ¿quién no ha esperado pacientemente a que le saliera un cinco, meditando con calma, mientras veía a los competidores pero sin embargo amigos recorrer velozmente las casillas?
- promueve un espíritu lúdico en el que encajan perfectamente las celebraciones victoriosas de moderada euforia con el sano fair play que acompaña al jugador derrotado;
- invita a desarrollar la perseverancia y la capacidad de superar adversidades, jugando una y otra vez para entender la mecánica profunda del juego, en la que se entremezcla el azar, las elecciones personales adecuadas y la observación atenta de los movimientos de los rivales.

Por estas razones y por otras que no pongo aquí para no resultar pesado, solicité en su momento que el parchís fuera una asignatura evaluable en todo el trayecto escolar obligatorio -desde los tres hasta los dieciseis años- obteniendo como respuesta una fría carta del Ministerio de Educación en la que se me decía que con la nueva ley (la maldita LOE) que sí, que el parchís será una asignatura en el currículum escolar, pero que no será evaluable ni tendrá asignaturas optativas. Ante la injusticia que supone para los amantes del parchís semejante iniciativa, que limita la libertad educativa de aquellas familias deseosas de que sus hijos complementen con esta asignatura los valores básicos de una vida digna, yo les replico a los autores de la reforma educativa que no tiene sentido ofrecer mi asignatura de parchís si los alumnos no tienen que elegir una alternativa (está claro con qué se van a quedar) y, si además, ésta no cuenta para el currículum (lo que supone devaluarla por completo y restringirla de facto a su enseñanaza privada o fuera de la escuela).

Por todo ello, mañana sábado 12 de Noviembre estaré con mi pancarta ("ZP escucha, el parchís está en lucha"), protestando en Madrid contra esta ley perversa que recorta el derecho básico de los parchiseros a recibir una educación conforme a sus valores (he oído que hay más descontentos, como los amantes del macramé, de los bordados, del punto de cruz y de la construcción de iglesias con cerillas) y que rebaja sustancialmente la calidad de la enseñanza en España.

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