(un post al estilo contra)
el profesor gilipollas
Juzga a sus alumnos.
Llama instinto a todo lo que hace o dice sin pararse a pensarlo un minuto.
Llama experiencia a sus prejuicios.
Cree haber visto, sino todo, sí bastante en su profesión.
Se cree muy listo.
Tiene una visión entre paternalista y mesiánica de su ridículo trabajo.
Cuando reconoce todo lo anterior quiere que se lo trague la tierra.
Pero luego vuelve a empezar.
Subestima las posibilidades que tiene un adolescente de ser todo lo que él no ha sido.
Cree que puede ponerse a salvo de las personas con las que trata a base de practicar una ironía patética.
Cree que la enseñanza es el arte de la planificación, pero practica continuamente la ciencia de la improvisación.
Escribe en un blog para no olvidar lo que debe dejar de ser.
Sabe que no podrá cambiar.
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