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felices fiestas
la noche del sábado voy a una fiesta; una en la que se combinan la celebración con objetivo concreto y el simple hecho de estar juntos como celebración en sí misma; hay gente conocida, casi-conocida y desconocida; a lo largo de la noche algunos conocidos se me presentan como desconocidos (esas confesiones en la mesa!!!), y otros que están en un estado intermedio entre ambas cosas ya no sé en que se convierten (el alcohol: la piedra filosofal de las emociones); yo mismo no termino de reconocerme, convertido en una versión algo histérica de mi mismo, agotado tras un par de semanas de trabajo extenuante y algo desconcertado por la macroreunión a la que asisto con una enorme curiosidad; en el ambiente, un enorme deseo de agradarnos unos a los otros, los viejos conocidos nos miramos con la curiosidad de saber cómo se comportarán los demás ante los "nuevos", y éstos, a su vez, nos miran preguntándose quien coño somos en realidad tras nuestras máscaras de gente que se esfuerza por ser amable;

[quienes somos, buena pregunta]

como siempre, L. pincha, absorto en su tarea se cabrea por algunos problemas con el sonido que sólo percibe él, los demás nos concentramos en la tarea de pasarlo bien, de olvidarnos de nosotros mismos, ya sin máscaras, envolviéndonos en conversaciones fragmentarias mientras bailamos, tratando, ya sin la imperiosa urgencia de ser cálidos y amables y agradables, de divertirnos y compartir el espíritu festivo que sobrevuela desde el principio la reunión; a mi pesar, no consigo involucrarme en la historia, no consigo evitar la sensación de estar viéndome desde fuera todo el rato; me siento como si se me hubiera estropeado algo, ni siquiera las generosas dosis de alcohol me desconectan de mí mismo, la noche se me pasa entrecortada y a mi alrededor la gente parece divertirse mientras yo me ahogo en un líquido viscoso, mi propia extrañeza, la sensación de estar fuera del universo de las relaciones entre la gente, la mierda habitual que no debería sorprenderme pero que aún lo hace...

vuelvo a casa, muy tarde, agotado y terminal; mi primer balance de la fiesta es un horror, escribo un post terrible que dura colgado tres minutos (contra llega a leerlo, maldición), lo borro; a lo largo del día repaso lo ocurrido; no ha sido para tanto, no debería darle tantas vueltas a las cosas; la próxima vez lo disfrutaré mejor...

seguro que sí

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