fin de curso
voy al festival de fin de curso de mi cole; como todos los años me sorprendo al ver a mis propios alumnos de silenciosos organizadores coordinando los esfuerzos de los niños de primaria (unos 500), preparando el escenario en tiempo récord entre actuación y actuación, llevando a los niños de allá para acá dentro de un plan en el que el tiempo está milimetrado: sorprendentes; veo las actuaciones y siento nostalgia por la vida que no he llevado, esos niños que preparan durante el año -entre otras cosas- su actuación de cinco minutos en el festival, bailando desenfadadamente en un escenario ante unas 500 personas, vestidos con toda clase de prendas, aprendiendo a estar de manera natural en un escenario, sintiéndose orgullosos por bailar y ser aplaudidos...
si hay algo que me gusta de mi cole es la importancia que se le da al teatro; y cada festival de fin de curso, en medio de las butacas, a oscuras, me pregunto qué clase de persona habría sido yo si desde pequeño se me hubiera educado en ese contacto continuado con el teatro a lo largo del año culminado en la catarsis final del festival de fin de curso... alguien algo mejor, con toda seguridad
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