los nuevos fuegos del hogar
Estoy en el patio del colegio durante el recreo, echando un ojo por las esquinas para comprobar que no andan los mayores fumando. Un grupo de sospechosos habituales se reunen alrededor de un banco, me acerco hasta ellos de manera visible, me pongo a su lado, hablan como si no estuviera allí sobre qué van a hacer el año que viene, el bachillerato, los módulos de formación profesional, el mercado laboral, la nada. La conversación decae y uno de ellos saca un móvil de última generación, todo pantalla y sonido estereofónico dolby surround. Willy, quieres ver un vídeo de gomaespuma?. Acerco la cabeza y todos se aproximan un poco más al objeto. Lo pone encima del banco. Alrededor somos ocho personas, siete adolescentes y un habitante de la edad del aburrimiento. Comienza el vídeo. Es una parodia de una clase en la que los tipos de gomaespuma hacen el papel de gitanos, y cada vez que la profesora les pregunta algo contestan de forma disparatada. Nos reímos con algunos chistes. Me hace más gracia la escena que el vídeo, desde la perspectiva del móvil se verían ocho cabezas inclinadas sobre el aparatito, escuchando a su alrededor historias que otros ya han contado antes. Antes de que termine el vídeo comienza a llover y nos dispersamos discretamente. El fuego vuelve al bolsillo del que salió. Me concentro en las siluetas de mis alumnos desdibujándose entre la lluvia a medida que se alejan buscando otro sitio en el que continuar su conversación. Me quedo solo junto al banco. Hace frío.