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semana musical
últimamente llevo una doble vida: por la mañana voy al cole a dar mis clases, por la tarde me ent(c)ierro en casa rodeado de exámenes y por la noche me voy al festival sinsalaudio 2.0;

lunes 8: fursaxa+six organs of admittance
me acerco al vade preguntándome qué me espera tras esos dos extraños nombres; como acostumbro ultimamente, voy a ciegas, sin más referencia que el nivel de exigencia de los organizadores; leo en un folleto promocional que los dos grupos se engloban dentro de una etiqueta (inventada, como no, por la revista wire) denominada "new weird america" -weird viene siendo raro, extraño, extraordinario incluso); y realmente la primera de las actuaciones, fursaxa, fue merecedora de tal nombre: una mujer menuda (tara burke) con aspecto de nativa americana (una india, para entendernos), con una mesita sobre la cual se hallaba un miniteclado (dos octavas aprox.), unas tijeras y un rollo de cinta adhesiva; manejando el teclado con cierta torpeza comenzó a cantar sobre él una especie de canto religioso, sampleando su propia voz y las notas que producía con el teclado para ir superponiendo sobre él capas y capas de sonido, creando la impresión de estar ante un coro de iglesia acompañado de un órgano demasiado vacilante; en un momento dado cogió varios trozos de cinta que había recortado previamente y los utilizó para dejar las teclas presionadas en un acorde mientras seguía cantando y superponiendo su voz a las grabaciones; posteriormente saldría con un miniacordeón y con algún que otro instrumento rudimentario: la sensación que transmitía la performance (digamos que estuvo más próximo a ello que a un concierto al uso) era de estar asistiendo a una especie de ritual chamánico o a algo por el estilo; la austeridad instrumental, las inquietantes armonías que fabricaba con su voz sonando en distintos registros, y su figura imperturbable conferían a la escena un halo de misticismo muy extraño; no sé si me gustó demasiado pero me quedé impresionado por esa contención exagerada que rezumaba cada una de sus composiciones, rayando con la exasperación;

a continuación tocó six organs of admittance, nombre de guerra de ben chasny, un guitarrista virtuoso que ofreció unos larguísimos desarrollos instrumentales de sonoridad folk intoxicados por ritmos y armonías ajenos a dicha tradición; algo pesado para mi gusto, mucha improvisación -lejos de lo que es una improvisación en sentido jazzístico- interminable que emborronaba demasiado las composiciones; en un momento dado me saturó y desconecté unos minutos; cuando intenté meterme de nuevo en el concierto ya estaba demasiado alejado de su propuesta y fui incapaz de apreciar nada;

martes 9: myrna minkoff+dominique a
myrna minkoff (uno de los personajes de la conjura de los necios)los teloneros, grupo de santiago (creo) con apenas un par de actuaciones en directo: post- rock de manual (marañas de guitarras, crescendos con explosión final, bajos musculosos) muy en la línea constellation con algún toque rítmico y un gusto por las líneas de bajo saltarinas que a ratos me recordó a sea&cake; correctos en su desarrollo de paisajes instrumentales que podrían pasar por fragmentos de bandas sonoras ficticias en sus mejores momentos o por música para anuncios de coches caros en los peores; si consiguieran un sonido algo más hiriente y dotasen de más contundencia a las composiciones ganarían mucho; a ver como evolucionan;

dominique a; abrasador, arrollador, tenso, angustioso, electrizado: esperaba al cantautor dulce de "la memoire neuve" o al revitalizador de la chanson de "auguri" y me encontré al hermano pequeño de michael cloup: furioso y cargado de energía, convirtió su cancionero en un catálogo de descargas eléctricas capaz de poner de punta todos los pelos del cuerpo, como si hubiera decido arrojar toda la bilis que no se adivina en sus discos sobre los entregados espectadores; no me voy a extender demasiado, sólo una cita de john cheever que refleja exactamente mi estado de ánimo durante las casi dos horas y media que ofreció: "la sensación de que el reloj y el corazón están casi detenidos"; uno de los momentos culminantes (esos que te hacen darte cuenta de que esas asistiendo a algo muy grande) fue la versión que hizo de "la memoire neuve", que, de canción tristona para acunar espíritus melancólicos pasó a inquietante himno de resonancias badalamentianas; si algo dejó claro es que el cantautor del siglo XXI no puede ser una plañidera de mirada intimista o introspectiva exclusivamente: el uso del sampler para conseguir texturas venenosas y la saña con la que machacaba la guitarra hablan a las claras de que no es el momento de quedarse ensimismado con la propia existencia, sino de pregonar la rabia propia bien alto y de ofrecer, al menos, la actitud altiva del combatiente;

[al terminar su actuación, una turba de frikis se echó sobre él para hacerse fotos a su lado; se pueden ver aquí, y acá]

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