daniel johnston
En el RDL del mes de Julio viene una entrevista a un tipo que no conocía de nada: Daniel Johnston. Basta ver las fotos que acompañan el reportaje y leer las contestaciones que da al entrevistador para darse cuenta del agujero mental en el que se ha caído. Una reseña de un concierto suyo en la misma revista ahonda un poco más en el tema. Me pica la curiosidad y pongo a funcionar el soulseek. Me bajo un disco de versiones: The Late, Great Daniel Johnston. La lista de versionadores es bastante impresionante: Teenage Fanclub con Jad Fair, Clem Snide, Gordon Gano, Eels, TV on the radio, Calvin Johnson, Brigth Eyes, Death Cab for Cuttie, Beck, Mercury Rev, M. Ward, Sparklehorse con Flaming Lips, Tom Waits, Vic Chesnutt, Starlight Minds, Thrisle, Guster y The Rabbit (a estos cuatro últimos no los conozco de nada). El disco es simplemente deslumbrante, y ya en una primera escucha entra con una facilidad asombrosa. Después de tres o cuatro veces sobresalen Sparklehorse/Flaming Lips, Vic Chesnutt, Clem Snide y Tom Waits (terrorífico). Animado por el éxito me bajo hi, how are you y me quedo un poco (un mucho más bien) sorprendido: un puñado de canciones absolutamente desnudas -una voz que es un hilo a punto de romperse y una guitarra que debe tener 3 cuerdas mal afinadas-, mal grabadas y sin producción de ningún tipo... ¿Lo-fi extremo? ¿Canción de autor desde el psiquiátrico? Siempre me quedo descolocado cuando las versiones de otros me gustan más que los originales, pero en este caso hay algo que agudiza aún más la sensación, supongo que es la sombra de su enfermedad mental -según el RDL, el hombre dice oír voces en su cabeza, voces que se pelean y lo aturden- planeando sobre ese puñado de canciones temblorosas. Pongo su nombre en google, 2.130.000 referencias. Tras las primeras 800 (todas sobre él) aparece el conocido mensaje: "Para mostrarle los resultados más pertinentes, omitimos ciertas entradas muy similares a los 809 que ya hemos mostrado". Osea que lo de las 2.130.000 va en serio. Glups. Lo malo de Google es que te permite darle una dimensión aproximada a la propia ignorancia.
[Las múltiples páginas de fans, son curiosamente, muy parecidas a la "oficial". Gracias a una de ellas descubro un cómic en el que sale el propio Jonhston cantando "King Kong" a unos niños en un parque. Conmovedor]
27 de xul. de 2005
26 de xul. de 2005
días nublados
El verano parece haber desertado vergonzosamente de nuestras vidas. Por las mañanas, niebla y llovizna; por las tardes, hilos de luz filtrándose entre una masa grisácea que tiene ese efecto demoledor sobre el ánimo de llevarnos sin quererlo hacia los días breves y tristes del Otoño.
En estas condiciones, se impone salir de casa a cualquier precio. Evitar quedarse atrapado entre la calidez engañosa del sofá. Pasear las playas desiertas con un jersey grueso y la sensación de ser el penúltimo habitante sobre la tierra. Recorrer los puntos más elevados de nuestro litoral para emborracharse de esa mezcla exacta de melancolía, euforia y soledad que produce la visión del océano abierto hasta el límite de nuestra vista, enfrentado a una borde de rocas y monte que duelen de tan hermosos. Ayer, dolían mucho.
El verano parece haber desertado vergonzosamente de nuestras vidas. Por las mañanas, niebla y llovizna; por las tardes, hilos de luz filtrándose entre una masa grisácea que tiene ese efecto demoledor sobre el ánimo de llevarnos sin quererlo hacia los días breves y tristes del Otoño.
En estas condiciones, se impone salir de casa a cualquier precio. Evitar quedarse atrapado entre la calidez engañosa del sofá. Pasear las playas desiertas con un jersey grueso y la sensación de ser el penúltimo habitante sobre la tierra. Recorrer los puntos más elevados de nuestro litoral para emborracharse de esa mezcla exacta de melancolía, euforia y soledad que produce la visión del océano abierto hasta el límite de nuestra vista, enfrentado a una borde de rocas y monte que duelen de tan hermosos. Ayer, dolían mucho.
22 de xul. de 2005
for today, i´m a bird
Ayer, en Santiago, en la Quintana de Mortos, con las campanas de la catedral marcando el tiempo cada quince minutos, asistimos a un pequeño milagro de difícil catalogación. Antony and the Johnsons. Inmenso.
[fotografía de Fernando Blanco para el Correo Gallego]
Ayer, en Santiago, en la Quintana de Mortos, con las campanas de la catedral marcando el tiempo cada quince minutos, asistimos a un pequeño milagro de difícil catalogación. Antony and the Johnsons. Inmenso.
[fotografía de Fernando Blanco para el Correo Gallego]
21 de xul. de 2005
patio de colegio
Veo con asombro el vídeo del incidente en el congreso de los diputados. Ignoro los detalles exactos, pero la imagen es muy significativa.
Es curioso lo rápido que los compañeros de partido disculpan siempre a aquel que "se calienta" por las frases de un rival. El tener autocontrol y ser consciente de lo que uno representa cuando está en el Parlamento parecen ser virtudes poco valoradas por los señores diputados.
[En el día de hoy, al menos una política ha demostrado tener un sentido del deber que ya quisieran otros: Rosario Arévalo, consejera de medio ambiente de la Junta de Castilla la Mancha ha dimitido de su cargo como consecuencia del incendio de Guadalajara. Al menos hay gente que sabe reconocer sus errores y asumir las responsabilidades derivadas de ello. Bravo.]
Veo con asombro el vídeo del incidente en el congreso de los diputados. Ignoro los detalles exactos, pero la imagen es muy significativa.
Es curioso lo rápido que los compañeros de partido disculpan siempre a aquel que "se calienta" por las frases de un rival. El tener autocontrol y ser consciente de lo que uno representa cuando está en el Parlamento parecen ser virtudes poco valoradas por los señores diputados.
[En el día de hoy, al menos una política ha demostrado tener un sentido del deber que ya quisieran otros: Rosario Arévalo, consejera de medio ambiente de la Junta de Castilla la Mancha ha dimitido de su cargo como consecuencia del incendio de Guadalajara. Al menos hay gente que sabe reconocer sus errores y asumir las responsabilidades derivadas de ello. Bravo.]
19 de xul. de 2005
incompetencia
No lo puedo entender. Once muertos, doce mil hectáreas de monte arrasado y aquí nadie ha dimitido de su cargo, ni ha salido en los medios de comunicación reconociendo errores, deficiencias o simple falta de previsión. Si los gobiernos socialistas (tanto el de España como el de Castilla la Mancha) van a tener el mismo sentido de la responsabilidad que los del partido popular, entonces estamos apañados.
[En el diario el mundo, algunas imágenes de la tragedia.]
No lo puedo entender. Once muertos, doce mil hectáreas de monte arrasado y aquí nadie ha dimitido de su cargo, ni ha salido en los medios de comunicación reconociendo errores, deficiencias o simple falta de previsión. Si los gobiernos socialistas (tanto el de España como el de Castilla la Mancha) van a tener el mismo sentido de la responsabilidad que los del partido popular, entonces estamos apañados.
[En el diario el mundo, algunas imágenes de la tragedia.]
boilet-peeters, tokio es mi jardín
Un ejecutivo de una empresa familiar de coñacs franceses es enviado a Tokio para intentar introducir el producto en el difícil mercado japonés. Tras dos años haciendo de todo menos aquello por lo que ha sido enviado a tierras niponas (principalmente escribiendo una novela al estilo "lost in traslation"), el hombre recibe la noticia de que el director general de la empresa que lo ha contratado, va a viajar una semana a Tokio para comprobar cómo va el trabajo. Desesperado por ello, sumido al mismo tiempo en una apasionado romance con una japonesa, tiene que improvisar como puede para compaginar simultáneamente el momento más intenso de su vida con su necesaria supervivencia laboral.
No sé si era la intención de los autores, pero a mí me ha parecido un muy divertido y tierno cuento de hadas, magníficamente narrado, salpicado de detalles que demuestran un conocimiento profundo del Japón "real" (alguien se preguntará como puedo decir algo así: porque sigo el blog de kirai!!!) y un afán cosmpolita en el que las características culturales de cada persona no son un impedimento para relacionarse, conocerse y, quizás, pero sólo quizás, amarse.
Un ejecutivo de una empresa familiar de coñacs franceses es enviado a Tokio para intentar introducir el producto en el difícil mercado japonés. Tras dos años haciendo de todo menos aquello por lo que ha sido enviado a tierras niponas (principalmente escribiendo una novela al estilo "lost in traslation"), el hombre recibe la noticia de que el director general de la empresa que lo ha contratado, va a viajar una semana a Tokio para comprobar cómo va el trabajo. Desesperado por ello, sumido al mismo tiempo en una apasionado romance con una japonesa, tiene que improvisar como puede para compaginar simultáneamente el momento más intenso de su vida con su necesaria supervivencia laboral.
No sé si era la intención de los autores, pero a mí me ha parecido un muy divertido y tierno cuento de hadas, magníficamente narrado, salpicado de detalles que demuestran un conocimiento profundo del Japón "real" (alguien se preguntará como puedo decir algo así: porque sigo el blog de kirai!!!) y un afán cosmpolita en el que las características culturales de cada persona no son un impedimento para relacionarse, conocerse y, quizás, pero sólo quizás, amarse.
18 de xul. de 2005
tierra de sueños, jiro taniguchi
Un perro que se muere de viejo tras catorce años con sus amos, la gata que lo sustituye, las crías que tiene con el paso del tiempo, una sobrina adolescente que viene de visita a la misma casa tras una pelea con sus padres y un montañero que vuelve a subir a un pico del Himalya varios años depués de dejarlo tras una trágica expedición. Cinco historias que en otras manos menos hábiles que las de Jiro Taniguchi habrían resbalado hacia la noñería más insoportable, la sensiblería más facilona, el desarrollo más previsible. Sin embargo, gracias a él se convierten en cinco postales luminosas sobre el discreto encanto de la cotidianeidad, las emociones maduradas lentamente a lo largo del tiempo, y los vínculos secretos que unen a las personas unas con otras, con los lugares en los que viven, y, oh sorpresa con los animales con los que comparten tantos días.
Un perro que se muere de viejo tras catorce años con sus amos, la gata que lo sustituye, las crías que tiene con el paso del tiempo, una sobrina adolescente que viene de visita a la misma casa tras una pelea con sus padres y un montañero que vuelve a subir a un pico del Himalya varios años depués de dejarlo tras una trágica expedición. Cinco historias que en otras manos menos hábiles que las de Jiro Taniguchi habrían resbalado hacia la noñería más insoportable, la sensiblería más facilona, el desarrollo más previsible. Sin embargo, gracias a él se convierten en cinco postales luminosas sobre el discreto encanto de la cotidianeidad, las emociones maduradas lentamente a lo largo del tiempo, y los vínculos secretos que unen a las personas unas con otras, con los lugares en los que viven, y, oh sorpresa con los animales con los que comparten tantos días.
jimmy corrigan, por chris ware
Hace tiempo que tenía ganas de comprarme este cómic.
Jimmy Corrigan es, según el pomposo subtítulo que lo acompaña, "the smartest kid on earth", aunque de niño tiene más bien poco, si exceptuamos sus continuas ensoñaciones en las que rememora algún desgraciado acontecimiento de su infancia, y de listo menos aún. En realidad es un treintañero tullido emocionalmente, agobiado por una madre absorbente y posesiva, entregado a un trabajo indeterminado y absurdo, que un día recibe una invitación de su padre (desaparecido de su vida hace más de treinta años) para que puedan conocerse y llevarse bien. Por el medio, algunos capítulos de la infancia del abuelo de Jimmy -al que también conocerá por el camino- en el Chicago de la exposición universal de 1893, instrucciones para hacer recortables, una extraña fe de erratas, una hermana adoptada fruto de un segundo matrimonio y un larguísimo prólogo que no tuve fuerzas para terminar de leer.
Creo que es el mejor cómic que he leído en los últimos ¿cinco? ¿diez? años.
A nivel gráfico el libro es una fuente continua de sensaciones. Empezando por el extraordinario uso del color y de la composición de cada página, así como el empleo de varias tipografías según los estados de ánimo del protagonista o el tiempo histórico que se está describiendo. El dibujo, austero, minimalista, deudor de la línea clara pero increíblemente personal, provoca una sensación continuada de distancia que encaja perfectamente con el tono de lo que se está contando.
La narración es, sin embargo, lo más grande de esta historia. La graduación del tiempo, milimétrica, generalmente como si todo se desarrollase en una especie de tensísima cámara lenta, amplifica hasta niveles increíbles el impacto emocional del dibujo y del color. La vida baldía de Jimmy, varada en un estado que se acerca más al zombi que al ser humano, nos llega enfriada hasta ese punto en el que el frío produce quemaduras. Las idas y venidas entre realidad y ensoñación, entre pasado y presente, entre lo que el protagonista cree ver y lo que ocurre realmente, dan lugar a un entrelazaminento de tramas que hipnotiza y que absorbe totalmente la atención, que genera dos niveles paralelos de lectura, el de seguir la trama lisa y llanamente y el de estar, simultáneamente, extasiándose ante la inteligencia que hay detrás de la planificación de cada página y de cada viñeta.
He leído varias críticas increíblemente elogiosas de éste cómic. Destaco por su calidad la de Álvaro Pons (la cárcel de papel) y la de Federico Reggiani en tebeosfera. Una curiosa crítica a la contra se puede leer en el magnífico fancine dead city radio (tienen un interesante blog) a cargo de Raquel Márquez, aunque los motivos por los que no le gusta el cómic son los que hacen que a mí me guste extraordinariamente.
[Leyéndolo he recordado un párrafo del libro de Richard Sennet, el respeto, que dice lo siguiente:
La mayoría de los psicólogos evolutivos afirman que entre la infancia y la experiencia adulta hay un constante ir y venir. Es precisamente el trabajo de la memoria: más que recuperar simplemente hechos del pasado, lo que hace la memoria es ir y venir entre pasado y presente, reelaborar y reinterpretar. La "regresión" a un estado inmaduro consiste más en recuperar edades que uno ha vivido que en volver a ser niño; el adulto que conecta conscientemente con el niño que una vez fue, tiene una comprensión más profunda del presente.
El pobre Jimmy es incapaz de otra cosa que no sea conectar inconscientemente con "el niño que una vez fue". Así le (¿nos?) va.]
Hace tiempo que tenía ganas de comprarme este cómic.
Jimmy Corrigan es, según el pomposo subtítulo que lo acompaña, "the smartest kid on earth", aunque de niño tiene más bien poco, si exceptuamos sus continuas ensoñaciones en las que rememora algún desgraciado acontecimiento de su infancia, y de listo menos aún. En realidad es un treintañero tullido emocionalmente, agobiado por una madre absorbente y posesiva, entregado a un trabajo indeterminado y absurdo, que un día recibe una invitación de su padre (desaparecido de su vida hace más de treinta años) para que puedan conocerse y llevarse bien. Por el medio, algunos capítulos de la infancia del abuelo de Jimmy -al que también conocerá por el camino- en el Chicago de la exposición universal de 1893, instrucciones para hacer recortables, una extraña fe de erratas, una hermana adoptada fruto de un segundo matrimonio y un larguísimo prólogo que no tuve fuerzas para terminar de leer.
Creo que es el mejor cómic que he leído en los últimos ¿cinco? ¿diez? años.
A nivel gráfico el libro es una fuente continua de sensaciones. Empezando por el extraordinario uso del color y de la composición de cada página, así como el empleo de varias tipografías según los estados de ánimo del protagonista o el tiempo histórico que se está describiendo. El dibujo, austero, minimalista, deudor de la línea clara pero increíblemente personal, provoca una sensación continuada de distancia que encaja perfectamente con el tono de lo que se está contando.
La narración es, sin embargo, lo más grande de esta historia. La graduación del tiempo, milimétrica, generalmente como si todo se desarrollase en una especie de tensísima cámara lenta, amplifica hasta niveles increíbles el impacto emocional del dibujo y del color. La vida baldía de Jimmy, varada en un estado que se acerca más al zombi que al ser humano, nos llega enfriada hasta ese punto en el que el frío produce quemaduras. Las idas y venidas entre realidad y ensoñación, entre pasado y presente, entre lo que el protagonista cree ver y lo que ocurre realmente, dan lugar a un entrelazaminento de tramas que hipnotiza y que absorbe totalmente la atención, que genera dos niveles paralelos de lectura, el de seguir la trama lisa y llanamente y el de estar, simultáneamente, extasiándose ante la inteligencia que hay detrás de la planificación de cada página y de cada viñeta.
He leído varias críticas increíblemente elogiosas de éste cómic. Destaco por su calidad la de Álvaro Pons (la cárcel de papel) y la de Federico Reggiani en tebeosfera. Una curiosa crítica a la contra se puede leer en el magnífico fancine dead city radio (tienen un interesante blog) a cargo de Raquel Márquez, aunque los motivos por los que no le gusta el cómic son los que hacen que a mí me guste extraordinariamente.
[Leyéndolo he recordado un párrafo del libro de Richard Sennet, el respeto, que dice lo siguiente:
La mayoría de los psicólogos evolutivos afirman que entre la infancia y la experiencia adulta hay un constante ir y venir. Es precisamente el trabajo de la memoria: más que recuperar simplemente hechos del pasado, lo que hace la memoria es ir y venir entre pasado y presente, reelaborar y reinterpretar. La "regresión" a un estado inmaduro consiste más en recuperar edades que uno ha vivido que en volver a ser niño; el adulto que conecta conscientemente con el niño que una vez fue, tiene una comprensión más profunda del presente.
El pobre Jimmy es incapaz de otra cosa que no sea conectar inconscientemente con "el niño que una vez fue". Así le (¿nos?) va.]
escribir, sobrevivir (y 2)
Hay en la velocidad de la luz de Javier Cercas una curiosa mezcla de ficción y realidad que da como resultado un híbrido a ratos fascinante y a ratos tedioso y aburrido. El narrador, que cuenta la historia en primera persona, es un escritor que, después de cuatro libros consigue un desmesurado éxito comercial con un libro sobre la Guerra Civil (el propio Cercas con soldados de Salamina). Paralelamente a esta historia cuenta la peripecia vital que le une a un profesor norteamericano conocido durante su primera juventud en los Estados Unidos que lleva una existencia rayana en la misantropía a causa de un hecho terrible que le ocurrió durante su participación en la guerra de Vietnam. La narración de esta historia es la que presenta los mejores momentos del libro. La historia de amistad entre el provinciano aprendiz de escritor y el veterano de la guerra del Vietnam está muy bien escrita, capta el interés con rapidez y en su punto álgido conmueve con exactitud matemática. Sin embargo, toda la peripecia vital del escritor al que le llega el éxito de golpe y lo asimila de la peor manera posible con un consiguiente y tópico descenso a los infiernos aburre en su tramo principal y provoca bostezos en su descripción de los estragos de la fama mal asimilada y de las consecuencias -indirectamente trágicas- de ello en su vida.
Lo más curioso del libro es su reflexión sobre la escritura. Los dos protagonistas necesitan imperiosamente darle un sentido a sus propias experiencias terribles, dotarlas de un significado que les permita verlas en su totalidad. Esta "salvación" -que para uno de ellos llega demasiado tarde- sólo será posible a través de la escritura: sólo cuando el narrador consigue poner a limpio las dos historias es capaz de escapar del callejón sin salida en el que se halla atrapado, y, con gran habilidad, lo va contando produciendo una extraña sensación de "tiempo real".
Esta necesidad de "salvarse" a través de lo escrito, ya lo he dicho, es una idea que también aparece de manera más concisa, más cruda y más doliente en el tramo final del libro de Palahniuk. Esta coincidencia responde a una impulso terriblemente humano: el de construir la narración de la propia existencia de una manera personal que nos haga sentir que los pasos que damos no son totalmente al azar, que hay un atisbo de sentido, alguna clase de lógica desquiciada en lo que vivimos.
(Por eso los blogs tienen tanto éxito. En lo más profundo de lo que se escribe en ellos podemos encontrar la respiración angustiada de quien no comprende casi nada y necesita darse alguna clase de explicación.)
Hay en la velocidad de la luz de Javier Cercas una curiosa mezcla de ficción y realidad que da como resultado un híbrido a ratos fascinante y a ratos tedioso y aburrido. El narrador, que cuenta la historia en primera persona, es un escritor que, después de cuatro libros consigue un desmesurado éxito comercial con un libro sobre la Guerra Civil (el propio Cercas con soldados de Salamina). Paralelamente a esta historia cuenta la peripecia vital que le une a un profesor norteamericano conocido durante su primera juventud en los Estados Unidos que lleva una existencia rayana en la misantropía a causa de un hecho terrible que le ocurrió durante su participación en la guerra de Vietnam. La narración de esta historia es la que presenta los mejores momentos del libro. La historia de amistad entre el provinciano aprendiz de escritor y el veterano de la guerra del Vietnam está muy bien escrita, capta el interés con rapidez y en su punto álgido conmueve con exactitud matemática. Sin embargo, toda la peripecia vital del escritor al que le llega el éxito de golpe y lo asimila de la peor manera posible con un consiguiente y tópico descenso a los infiernos aburre en su tramo principal y provoca bostezos en su descripción de los estragos de la fama mal asimilada y de las consecuencias -indirectamente trágicas- de ello en su vida.
Lo más curioso del libro es su reflexión sobre la escritura. Los dos protagonistas necesitan imperiosamente darle un sentido a sus propias experiencias terribles, dotarlas de un significado que les permita verlas en su totalidad. Esta "salvación" -que para uno de ellos llega demasiado tarde- sólo será posible a través de la escritura: sólo cuando el narrador consigue poner a limpio las dos historias es capaz de escapar del callejón sin salida en el que se halla atrapado, y, con gran habilidad, lo va contando produciendo una extraña sensación de "tiempo real".
Esta necesidad de "salvarse" a través de lo escrito, ya lo he dicho, es una idea que también aparece de manera más concisa, más cruda y más doliente en el tramo final del libro de Palahniuk. Esta coincidencia responde a una impulso terriblemente humano: el de construir la narración de la propia existencia de una manera personal que nos haga sentir que los pasos que damos no son totalmente al azar, que hay un atisbo de sentido, alguna clase de lógica desquiciada en lo que vivimos.
(Por eso los blogs tienen tanto éxito. En lo más profundo de lo que se escribe en ellos podemos encontrar la respiración angustiada de quien no comprende casi nada y necesita darse alguna clase de explicación.)
17 de xul. de 2005
algunas fotos
En mi cuenta flickr he puesto algunas fotos del lugar en el que he estado estos días: las playas de Sanxián y Castiñeiras en Vilanova de Hío.
En mi cuenta flickr he puesto algunas fotos del lugar en el que he estado estos días: las playas de Sanxián y Castiñeiras en Vilanova de Hío.
escribir, sobrevivir
He pasado algunos días de vacaciones absolutas: sol, playa, libros, cómics, etc., entre el aroma persistente de la crema solar y el olor de la parrilla, bañándome a horas absurdas con la playa desierta, leyendo hasta horas prohibidas durante el año laboral hasta perder la noción del tiempo, entregándome al placer elemental de no hacer nada que no me apeteciera hacer. Ha estado bien.
De entre los libros que he leído hay dos que, si la literatura fuera un planeta, diría que están el uno en los antípodas del otro, y, he aquí lo más extraño, para mí contienen un singular mensaje compartido.
El primero es error humano, de chuck palahniuk, un autor al que, casi sin darme cuenta, casi sin quererlo, me he ido entregando con una pasión ascendente. Las tramas de sus libros son totalmente absurdas, metáforas extrañas y retorcidas de los tiempos que vivimos por las que asoman radiografías espeluznantes de nuestro mundo. Su escritura es hipnótica, seductora, absorbente, y transmite una sensación de furiosa angustia que resuena poderosamente en las cavidades de nuestra soledad y nuestro vacío. Error humano recopila varios artículos aparecidos en revistas norteamericanas en los que se alternan el relato bizarro de una sociedad hiperbólica y desmesurada, las entrevistas a celebridades del rock o el cine y descarnados autorretratos de un escritor empeñado en presentarse ante nosotros como alguien corroído por el sinsentido y el absurdo vitales (parte de ellos a raíz del extraño asesinato de su padre en 1999). Son estas pequeñas fotografías de sí mismo lo mejor del libro (miento, las entrevistas a Marilyn Manson y a Juliette Lewis están a la misma altura). Hay en ellas una sinceridad que sobrevive a la impostura inherente a toda obra literaria. Una forma dolorosa de verse a sí mismo que es con la que nos levantamos por las mañanas y nos miramos al espejo interrogándonos sin palabras, esperando respuestas que no existen a preguntas imposibles de formular.
Me voy por las ramas.
La conclusión que sobrevuela estos miniretratos en la última parte del libro es que el autor ha conseguido encontrar algunas migajas de sentido en su vida gracias a la escritura. Que el escribir es su tabla de salvación, su manera de estar en el mundo sin volverse loco de desesperación. En el relato casi California podemos leer cosas como éstas:
Así que es por eso por lo que escribo. Porque la mayoría de las veces la vida no es divertida hasta que uno la revive. La mayoría de las veces no se puede ni aguantar.
[...]
Es por eso por lo que escribo, porque la vida nunca funciona salvo si miras hacia atrás. Y escribir le hace a uno mirar hacia atrás. Porque como es imposible controlar la vida, por lo menos tú puedes controlar tu versión de la misma.
(El otro libro, el de Cercas, no es ni de lejos tan bueno como el de Palahniuk, pero tiene algunas cosas que están bien y llega a conclusiones soprendentemente parecidas. Mañana.)
He pasado algunos días de vacaciones absolutas: sol, playa, libros, cómics, etc., entre el aroma persistente de la crema solar y el olor de la parrilla, bañándome a horas absurdas con la playa desierta, leyendo hasta horas prohibidas durante el año laboral hasta perder la noción del tiempo, entregándome al placer elemental de no hacer nada que no me apeteciera hacer. Ha estado bien.
De entre los libros que he leído hay dos que, si la literatura fuera un planeta, diría que están el uno en los antípodas del otro, y, he aquí lo más extraño, para mí contienen un singular mensaje compartido.
El primero es error humano, de chuck palahniuk, un autor al que, casi sin darme cuenta, casi sin quererlo, me he ido entregando con una pasión ascendente. Las tramas de sus libros son totalmente absurdas, metáforas extrañas y retorcidas de los tiempos que vivimos por las que asoman radiografías espeluznantes de nuestro mundo. Su escritura es hipnótica, seductora, absorbente, y transmite una sensación de furiosa angustia que resuena poderosamente en las cavidades de nuestra soledad y nuestro vacío. Error humano recopila varios artículos aparecidos en revistas norteamericanas en los que se alternan el relato bizarro de una sociedad hiperbólica y desmesurada, las entrevistas a celebridades del rock o el cine y descarnados autorretratos de un escritor empeñado en presentarse ante nosotros como alguien corroído por el sinsentido y el absurdo vitales (parte de ellos a raíz del extraño asesinato de su padre en 1999). Son estas pequeñas fotografías de sí mismo lo mejor del libro (miento, las entrevistas a Marilyn Manson y a Juliette Lewis están a la misma altura). Hay en ellas una sinceridad que sobrevive a la impostura inherente a toda obra literaria. Una forma dolorosa de verse a sí mismo que es con la que nos levantamos por las mañanas y nos miramos al espejo interrogándonos sin palabras, esperando respuestas que no existen a preguntas imposibles de formular.
Me voy por las ramas.
La conclusión que sobrevuela estos miniretratos en la última parte del libro es que el autor ha conseguido encontrar algunas migajas de sentido en su vida gracias a la escritura. Que el escribir es su tabla de salvación, su manera de estar en el mundo sin volverse loco de desesperación. En el relato casi California podemos leer cosas como éstas:
Así que es por eso por lo que escribo. Porque la mayoría de las veces la vida no es divertida hasta que uno la revive. La mayoría de las veces no se puede ni aguantar.
[...]
Es por eso por lo que escribo, porque la vida nunca funciona salvo si miras hacia atrás. Y escribir le hace a uno mirar hacia atrás. Porque como es imposible controlar la vida, por lo menos tú puedes controlar tu versión de la misma.
(El otro libro, el de Cercas, no es ni de lejos tan bueno como el de Palahniuk, pero tiene algunas cosas que están bien y llega a conclusiones soprendentemente parecidas. Mañana.)
5 de xul. de 2005
feria del libro
Como un creyente desilusionado me paseo por las casetas de la feria del libro instaladas en el paseo de Montero Ríos, delante del Náutico. La mañana huele suavemente a mar y apenas me cruzo con otra cosa que no sean repartidores de refrescos sirviendo a las mil cafeterías de la zona. La feria ofrece un aspecto algo deprimente, con todas las casetas prácticamente sin público y la gente que está al cargo bostezando discretamente. Recorro con la vista los puestos y me voy directo al de la librería "ir indo", un establecimiento minúsculo que, situado en las mismas galerías que sinsalaudio, ofrece siempre una selección de exquisiteces dificilmente superable. Echo un vistazo rápido y cojo dos libros que hace tiempo deseaba comprar: "Buffalo Bill ha muerto" la antología poética de e. e. cummings (así escribía él su nombre: en minúsculas) y "Los sonetos de la dama portuguesa" de Elizabeth Barrett Browning (arriesgada traducción del original "sonnets from the portuguesse"). Me siento en una de las miles de desérticas terrazas del paseo. La combinación exacta de frescor, luminosidad y olor a mar me abren el camino al corazón de ambos libros. Leo. Se para el mecanismo de mi reloj interior. Bebo coca cola sin hielo. Soy feliz.
e. e. cummings
SONETOS-ACTUALIDADES
vivamos de pronto sin pensar
bajo los honestos árboles,
como
un río.el cerebro del agua
-hábilmente-ondulada persigue el airado sueño
de la orilla. A medianoche,
la luna
araña la piel de las colinas alineadas
una afilada nada empieza a cortar
vivamos como la luz que mata
y como el silencio,
pues después de todo está el Torbellino:
(después de mí)amor, y después de ti.
A veces siento vagas no
sabría decir cuán vagas tenues lanzas-
del Presente y a Las flechas-del-Después obligando a hacer
a nuestras bocas algo rojo,algo alto.
[Una nota personal: el libro de Vladimir Holan no lo doy encontrado. Ésto hace que cada vez sienta una necesidad más imperiosa de leerlo]
Como un creyente desilusionado me paseo por las casetas de la feria del libro instaladas en el paseo de Montero Ríos, delante del Náutico. La mañana huele suavemente a mar y apenas me cruzo con otra cosa que no sean repartidores de refrescos sirviendo a las mil cafeterías de la zona. La feria ofrece un aspecto algo deprimente, con todas las casetas prácticamente sin público y la gente que está al cargo bostezando discretamente. Recorro con la vista los puestos y me voy directo al de la librería "ir indo", un establecimiento minúsculo que, situado en las mismas galerías que sinsalaudio, ofrece siempre una selección de exquisiteces dificilmente superable. Echo un vistazo rápido y cojo dos libros que hace tiempo deseaba comprar: "Buffalo Bill ha muerto" la antología poética de e. e. cummings (así escribía él su nombre: en minúsculas) y "Los sonetos de la dama portuguesa" de Elizabeth Barrett Browning (arriesgada traducción del original "sonnets from the portuguesse"). Me siento en una de las miles de desérticas terrazas del paseo. La combinación exacta de frescor, luminosidad y olor a mar me abren el camino al corazón de ambos libros. Leo. Se para el mecanismo de mi reloj interior. Bebo coca cola sin hielo. Soy feliz.
e. e. cummings
SONETOS-ACTUALIDADES
vivamos de pronto sin pensar
bajo los honestos árboles,
como
un río.el cerebro del agua
-hábilmente-ondulada persigue el airado sueño
de la orilla. A medianoche,
la luna
araña la piel de las colinas alineadas
una afilada nada empieza a cortar
vivamos como la luz que mata
y como el silencio,
pues después de todo está el Torbellino:
(después de mí)amor, y después de ti.
A veces siento vagas no
sabría decir cuán vagas tenues lanzas-
del Presente y a Las flechas-del-Después obligando a hacer
a nuestras bocas algo rojo,algo alto.
[Una nota personal: el libro de Vladimir Holan no lo doy encontrado. Ésto hace que cada vez sienta una necesidad más imperiosa de leerlo]