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algunas palabras que nosotros nunca seremos capaces de decir: un homenaje a David Foster Wallace

Todos tenemos nuestros pequeños engaños solipsistas, nuestras sospechas macabras de ser totalmente singulares: creemos ser los únicos que llenamos la cubitera, que retiramos los platos limpios del lavavajillas, que meamos ocasionalmente en la ducha, los únicos a quienes les tiemblan los párpados en las primeras citas. Que sólo nosotros convertimos la súplica en cortesía. Que sólo nosotros oímos el gemido dramático que se esconde tras el bostezo de un perro, el suspiro arcano que suena al abrir una jarra sellada herméticamente, la risotada estrepitosa al freír un huevo, el lamento en re menor al rugir la aspiradora. Que sólo nosotros sentimos al anochecer ese pánico que siente el niño novato en el jardín de infancia cuando su madre se marcha y lo deja solo. Que solo nosotros amamos el solo-nosotros. Que solo nosotros necesitamos el solo-nosotros. El solipsismo es lo que nos une, y J.D. lo sabe. Sabe que nos sentimos solos en la multitud; que evitamos reflexionar sobre qué es lo que ha creado la multitud. Que nunca somos otra cosa que caras en la multitud.

[Extraído de "todo es verde", relato incluído en el volumen "la niña del pelo raro", de DFW. Editorial Mondadori. Trad. Javier Calvo.
Más textos de DFW: las corrientes salvajes, el blog de Jose]

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