21 de set. de 2007

príncipes del cemento, reyes de la corrupción
Leo por ahí que está de moda que la gente escriba su autobiografía en unas pocas líneas para colgarla después en la wikipedia. Me parece ingenioso e infantil simultáneamente. En realidad me hace tanta gracia que me lo pienso unos instantes pero mi cinturón de seguridad moral aguanta bien el impacto y me retiene. También leo por ahí que un constructor salido literalmente de la nada va a inaugurar este fin de semana una urbanización de 13.000 viviendas que, en la práctica, viene siendo una ciudad salida de la nada. El constructor tiene una extensa biografía en la wikipedia que parece escrita por algún amanuense a sueldo. Este verano ví su yate de 46 metros de eslora (que va a cambiar por otro de 72 según cuenta la autobiografía abreviada) en Palma, amarrado a lo lejos, como una especie de animal marino mitológico. Siempre que pasábamos cerca, le echábamos un vistazo y, ritualmente, uno de nosotros decía "ese es el yate del pocero", como quien dice "ahí está la estatua de la libertad", "ahí están las cataratas del Iguazú" o "ahí está la gran muralla china". En la fiesta de inauguración de la ciudad -que lleva, como no, su propio nombre- no va a haber ningún político de ningún partido, pero sí van a a estar Falete y Farruquito o algo por el estilo. A los primeros se sobreentiende que ya les ha debido "pagar" sobradamente y por lo tanto considerarán que para qué van a ir, menuda pérdida de tiempo. Sobre su modélica biografía de self made man que empezó limpiando fosas sépticas a los catorce años (esa línea de su biografía ya vale por las dos o tres que como mucho se podrían escribir de la mía y de cincuenta mil como yo) pesa la sombra de una condena a cuatro años por corrupción. Me pregunto, si tuviera también unas empresas que facturasen los 177 millones de euros que facturan las suyas, cuantos tirones bruscos aguantaría mi cinturón de seguridad moral.

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