Buscando en youtube un vídeo de Leonard Cohen que no consigo encontrar, llego a esta grabación del festival folk de Newport de 1964 que para mi corazón durante sus 5.14 minutos. Veo los 23 años de Bob Dylan y tengo la sensación de asomarme al abismo de las promesas incumplidas y de los proyectos frustrados. La segunda parte del siglo XX parece estar toda ahí, en esos cinco minutos, en esos pelos descontrolados, en el juego de proximidad al micro, en el público que a su alrededor parece estar escuchando al heraldo-de-los-tiempos-mejores, en el tipo sentado junto al piano que lo mira con desconfianza, en las casas que le sirven de telón de fondo. Hay un augurio cumplido a medias en su actitud. Y entre las frases de la canción hay una sombra que se ha ido haciendo inmensa con los años y que parece amenazar con devorar el presente, el futuro y todo lo que venga por delante: "My weariness amazes me, I'm branded on my feet, I have no one to meet. And the ancient empty street's too dead for dreaming."
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