personalidades discontinuas
Cada vez tengo más alumnos cuyos cuerpos parecen ser habitaciones de hotel para diez segundos de estancia para múltiples personas. Me explico. Hacen una cosa (generalmente alguna cabronada). Les montas un pollo. Bajan la cabeza. Pasan diez segundos. Vuelven sonrientes a contarte alguna estupidez. Te queda cara de parvo. Pasan diez segundos. Hacen otra gilipollez. Otra bronca. Esta vez no bajan la cabeza. Se rebotan. Pasan diez segundos. La tensión arterial por las nubes. El infarto a la diestra, el ictus cerebral a la siniestra. Pasan diez segundos. Vuelven los interfectos. Te cuentan sonriente otra chorrada. Los miras con cara de estupor/cabreo/incredulidad. Otra mamarrachada más. Otra bronca. Esta vez entran en crisis y les da por llorar. Se marchan. Tienes el teléfono de urgencias marcado en el móvil. Vuelven. Te preguntan: "tú hoy no estás muy bien, ¿no será que tienes déficit de Potasio?". Comienzo a escribir mi futura necrológica mentalmente mientras esbozo la típica sonrisa falsa-aposta y digo, por Dios, estoy perfectamente, los que me preocupáis sois vosotros, con estos cambios de humor repentinos. Ya, pero ya sabes, es que estamos en la edad. Y claro.
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