días verdaderos
Vuelvo de la excursión de fin de curso con mis alumnos de 4º de ESO. Un año más, estancia en dos templos del turismo de sol playa y sangría como bases para visitar Barcelona; un año más, noches de calor asfixiante, días sin dormir, carreras por los pasillos de los hoteles, las inevitables primeras borracheras, los dramas adolescentes acerca del amor y la amistad, y la extraña sensación de descubrirme envidiando, un año más, todos los rituales primerizos, la torpeza, la ansiedad y el temblor secreto con el que uno lucha durante tanto tiempo. La vuelta a casa, en el bus, un momento de emotividad hiperconcentrada en el que las lágrimas parecen una prolongación líquida de la personalidad, los abrazos, el gesto en el que se adivina el impulso de detener el tiempo y cristalizar en un instante varios años de amistad; de fondo, el primer atisbo de la devastación silenciosa que traerá el paso del tiempo, el sabor amargo de los caminos que se bifurcan y la sensación epifánica de estar viviendo un momento decisivo en la propia vida.
Lo veo todo desde la barrera de mis años. Me protejo con la máscara de la ironía o del sarcasmo más hijoputa posible. Y, sin embargo, no consigo escapar de la onda de choque de todas esas emociones amplificadas hasta el paroxismo. Abrazos altamente improbables de gente con la que he peleado dos años, miradas acuosas de alumnos a los que admiro profundamente, el aura magnífica de la edad en la que uno cree que los amigos son para siempre, el amor algo por lo que incendiar la propia existencia, y la vida el fragmento de eternidad que nos corresponde por derecho.
A solas, pese a todas mis protecciones, lloro un poco. Por ellos. Por mí.
30 de xuño de 2005
29 de xuño de 2005
me uno a la dedicatoria
[algunos votos de largo recorrido -como el mío, desde el 89- se los deben a él; que alguien se encargue de recordárselo a sus sucesores]
[algunos votos de largo recorrido -como el mío, desde el 89- se los deben a él; que alguien se encargue de recordárselo a sus sucesores]
rick moody, demonología
PREVISIÓN
[...]
¿Qué clase de mujer amo ahora, con una fidelidad que no cesará hasta que mis obstruídas arterias envíen coágulos a los esponjosos interiores de mi cráneo y yo me quede mudo y fláccido? Amo a esa mujer, aunque el pelo se le encanezca de una forma no precisamente halagadora, aunque casi no se dé cuenta de que tiene que comprarse vaqueros más anchos, aunque le gusten los coches grandes porque no quiere estar incómoda. Me gusta esa mujer porque está dotada con sorprendentes poderes premonitorios: por muy inseguro, abatido y perdido que se sienta su pareja, por muy nefastas que sean las circunstancias, ella siempre predice que todo irá como una seda.
LA TRADICIÓN DEL CARNAVAL
[...]
Era como si a Peltz, al nacer, le hubieran impreso en la frente la inscripción Solo, pase lo que pase, daba igual donde estuviera o de quién fuera el cumpleaños. Tenía dieciseis años, pero era como si hubiera tenido cuarenta, sesenta y tres u ochenta y cuatro. Los valles de su personalidad ya estaban excavados, y en ellos viviría para siempre. Gerry sabía lo que significaba tener un amigo sin futuro, un amigo sin encanto ni atractivo alguno. Eso no significaba que no pudiera sentir afecto por un chico torpe o acribillado de acné o que no saliera nunca. Pero también era importante comprender el momento en que una amistad superaba su fecha de caducidad.
PREVISIÓN
[...]
¿Qué clase de mujer amo ahora, con una fidelidad que no cesará hasta que mis obstruídas arterias envíen coágulos a los esponjosos interiores de mi cráneo y yo me quede mudo y fláccido? Amo a esa mujer, aunque el pelo se le encanezca de una forma no precisamente halagadora, aunque casi no se dé cuenta de que tiene que comprarse vaqueros más anchos, aunque le gusten los coches grandes porque no quiere estar incómoda. Me gusta esa mujer porque está dotada con sorprendentes poderes premonitorios: por muy inseguro, abatido y perdido que se sienta su pareja, por muy nefastas que sean las circunstancias, ella siempre predice que todo irá como una seda.
LA TRADICIÓN DEL CARNAVAL
[...]
Era como si a Peltz, al nacer, le hubieran impreso en la frente la inscripción Solo, pase lo que pase, daba igual donde estuviera o de quién fuera el cumpleaños. Tenía dieciseis años, pero era como si hubiera tenido cuarenta, sesenta y tres u ochenta y cuatro. Los valles de su personalidad ya estaban excavados, y en ellos viviría para siempre. Gerry sabía lo que significaba tener un amigo sin futuro, un amigo sin encanto ni atractivo alguno. Eso no significaba que no pudiera sentir afecto por un chico torpe o acribillado de acné o que no saliera nunca. Pero también era importante comprender el momento en que una amistad superaba su fecha de caducidad.
19 de xuño de 2005
resumen de tres manifestaciones
En el diario el mundo encuentro una inquietante galería de imágenes que recogen la manifestación de ayer en Madrid contra el matrimonio entre homosexuales. De todas ellas, hay una que resulta especialmente significativa, pues resume de un sólo vistazo la ideología, los modos y el irracionalismo del que tanto gusta la derecha en este país:
En el diario el mundo encuentro una inquietante galería de imágenes que recogen la manifestación de ayer en Madrid contra el matrimonio entre homosexuales. De todas ellas, hay una que resulta especialmente significativa, pues resume de un sólo vistazo la ideología, los modos y el irracionalismo del que tanto gusta la derecha en este país:
xornada de b/votación
Pasáronme unha selección dalgunhas actuacións prodixiosas do pronto -esperemos- expresidente galego. Están colgadas na miña conta de ourmedia, que ao ser un servicio gratuito non se caracteriza precisamente pola rapidez na conexión (¿limitarán o ancho de banda ou algo así?).
leis asquerosas (audio)
arredemo (audio)
cañonazo (audio)
drama ferroviario (audio)
se non foras muller (audio)
tóqueme usted las narices (vídeo)
Pasáronme unha selección dalgunhas actuacións prodixiosas do pronto -esperemos- expresidente galego. Están colgadas na miña conta de ourmedia, que ao ser un servicio gratuito non se caracteriza precisamente pola rapidez na conexión (¿limitarán o ancho de banda ou algo así?).
leis asquerosas (audio)
arredemo (audio)
cañonazo (audio)
drama ferroviario (audio)
se non foras muller (audio)
tóqueme usted las narices (vídeo)
17 de xuño de 2005
16 de xuño de 2005
carmen avendaño
El Martes pasado fui al cine con mis alumnos de 2º, 3º y 4º de ESO a ver Heroína, la película que recrea el nacimiento de la asociación de ayuda al toxicómano "Érguete" (en castellano: "levántate") y con ello parte de la vida de su impulsora, la viguesa Carmen Avendaño.
La película no es ninguna maravilla. Su director, Gerardo Herrero, es un esforzado artesano del cine incapaz de imprimir a casi nada de lo que hace el más mínimo aliento que produzca al menos algunas secuencias poderosas, turbadoras o fascinantes, de esas que se te quedan en la retina durante tiempo y te obligan a ver el mundo de una forma diferente a como lo hacías. La película se sostiene (y sólo a ratos) por el excelente trabajo de los actores (inmensos Adriana Ozores y el cada vez más sólido Carlos Blanco) y, para los que somos de aquí, por el retrato del Vigo degradado de los ochenta (que, todo hay que decirlo, en realidad es del hace un par de días). Curiosamente, la mayoría de los chavales salieron muy impresionados del cine, muchos (más bien, muchas) hasta lloraron con las vicisitudes de la protagonista.
En el cole, de vuelta, tuvimos una mesa redonda con la propia Carmen Avendaño, con un periodista, con un médico experto en drogodependencias y con uno de los actores secundarios de la película ("Tatán"). Me hicieron gracia los chavales que se esperaban a Adriana Ozores y en su lugar se encontraron a la protagonista verdadera de la historia.
Posteriormente comimos con ella en el Xé. Una personalidad intensa, forjada entre centros de atención a drogadictos (dos de ellos en su propia casa), acciones ante locales donde se distribuían drogas, manifestaciones delante de casas de narcos, de audiencias provinciales y nacionales, entrevistas con políticos y jueces, unos días en la cárcel por un incidente con la policía, amenazas de muerte, un intento de asesinato y una gravísima enfermedad de la que aún está convaleciente. Y, tras todo ello, una revelación que me enterneció hasta la médula: "ay, si los chavales supieran que en mis tiempos yo era tan delgada como Adriana Ozores y que no siempre estuve gorda como ahora..."
[Carmen Avendaño, Gerardo Herrero y Adriana Ozores. Foto extraída del diario el mundo]
El Martes pasado fui al cine con mis alumnos de 2º, 3º y 4º de ESO a ver Heroína, la película que recrea el nacimiento de la asociación de ayuda al toxicómano "Érguete" (en castellano: "levántate") y con ello parte de la vida de su impulsora, la viguesa Carmen Avendaño.
La película no es ninguna maravilla. Su director, Gerardo Herrero, es un esforzado artesano del cine incapaz de imprimir a casi nada de lo que hace el más mínimo aliento que produzca al menos algunas secuencias poderosas, turbadoras o fascinantes, de esas que se te quedan en la retina durante tiempo y te obligan a ver el mundo de una forma diferente a como lo hacías. La película se sostiene (y sólo a ratos) por el excelente trabajo de los actores (inmensos Adriana Ozores y el cada vez más sólido Carlos Blanco) y, para los que somos de aquí, por el retrato del Vigo degradado de los ochenta (que, todo hay que decirlo, en realidad es del hace un par de días). Curiosamente, la mayoría de los chavales salieron muy impresionados del cine, muchos (más bien, muchas) hasta lloraron con las vicisitudes de la protagonista.
En el cole, de vuelta, tuvimos una mesa redonda con la propia Carmen Avendaño, con un periodista, con un médico experto en drogodependencias y con uno de los actores secundarios de la película ("Tatán"). Me hicieron gracia los chavales que se esperaban a Adriana Ozores y en su lugar se encontraron a la protagonista verdadera de la historia.
Posteriormente comimos con ella en el Xé. Una personalidad intensa, forjada entre centros de atención a drogadictos (dos de ellos en su propia casa), acciones ante locales donde se distribuían drogas, manifestaciones delante de casas de narcos, de audiencias provinciales y nacionales, entrevistas con políticos y jueces, unos días en la cárcel por un incidente con la policía, amenazas de muerte, un intento de asesinato y una gravísima enfermedad de la que aún está convaleciente. Y, tras todo ello, una revelación que me enterneció hasta la médula: "ay, si los chavales supieran que en mis tiempos yo era tan delgada como Adriana Ozores y que no siempre estuve gorda como ahora..."
[Carmen Avendaño, Gerardo Herrero y Adriana Ozores. Foto extraída del diario el mundo]
el respeto
La falta de respeto, aunque menos agresiva que un insulto directo, puede adoptar una forma igualmente hiriente. Con la falta de respeto no se insulta a otra persona, pero tampoco se le concede reconocimiento; simplemente no se la ve como un ser humano integral cuya presencia importa.
Cuando la sociedad trata de esa manera a las masas y sólo destaca a un pequeño número de individuos como objeto de reconocimiento, la consecuencia es la escasez de respeto, como si no hubiera suficiente cantidad de esa preciosa sustancia para todos. Al igual que muchas hambrunas, esta escasez es obra humana; a diferencia del alimento, el respeto no cuesta nada. Entonces, ¿por qué habría de escasear?
La falta de respeto, aunque menos agresiva que un insulto directo, puede adoptar una forma igualmente hiriente. Con la falta de respeto no se insulta a otra persona, pero tampoco se le concede reconocimiento; simplemente no se la ve como un ser humano integral cuya presencia importa.
Cuando la sociedad trata de esa manera a las masas y sólo destaca a un pequeño número de individuos como objeto de reconocimiento, la consecuencia es la escasez de respeto, como si no hubiera suficiente cantidad de esa preciosa sustancia para todos. Al igual que muchas hambrunas, esta escasez es obra humana; a diferencia del alimento, el respeto no cuesta nada. Entonces, ¿por qué habría de escasear?
14 de xuño de 2005
Esta vez sí: yo ya la tengo preparada
Mi indignación ha podido con mi pereza. Aquí está el modelo para mi declaración de apostasía (siguiendo el documento que generosamente ha colgado en Internet la VA-CA). Basta adjuntar una fotocopia del DNI y llevar todo a la secretaría del obispado que nos haya caído en suerte (un decir). Lo próximo: que el Estado les retire de una vez la subvención y todas las "ayudas" fiscales de las que disfrutan por la cara (como por ejemplo la exención del IBI o del IVA).
Mi indignación ha podido con mi pereza. Aquí está el modelo para mi declaración de apostasía (siguiendo el documento que generosamente ha colgado en Internet la VA-CA). Basta adjuntar una fotocopia del DNI y llevar todo a la secretaría del obispado que nos haya caído en suerte (un decir). Lo próximo: que el Estado les retire de una vez la subvención y todas las "ayudas" fiscales de las que disfrutan por la cara (como por ejemplo la exención del IBI o del IVA).
12 de xuño de 2005
fuera máscaras
[Imágenes de la manifestación del pasado Sábado en Salamanca contra el futuro traslado de una parte del Archivo Histórico a Cataluña (fuente: el mundo.es); en la misma marcha Rajoy dijo que el archivo de Salamanca no saldría de la ciudad y si lo haría sería por encima de su cadáver.
Para la próxima manifestación, la que va contra la ampliación del matrimonio a las parejas homosexuales, ¿qué acertados, conciliadores y sutiles lemas presidirán la marcha?]
[Imágenes de la manifestación del pasado Sábado en Salamanca contra el futuro traslado de una parte del Archivo Histórico a Cataluña (fuente: el mundo.es); en la misma marcha Rajoy dijo que el archivo de Salamanca no saldría de la ciudad y si lo haría sería por encima de su cadáver.
Para la próxima manifestación, la que va contra la ampliación del matrimonio a las parejas homosexuales, ¿qué acertados, conciliadores y sutiles lemas presidirán la marcha?]
irvine welsh, porno
Un verano más (técnicamente ya estamos inmersos en él: bien!) el último libro de Irvine Welsh, un nuevo repaso a las vidas de la banda de yonkis hijos de puta más adictiva que he visto en mucho tiempo. Diez años después de trainspotting, los protagonistas, entrados ya en la treintena, con sus vidas perfiladas de maneras que nunca hubieran imaginado, intentan buscarse la vida -como siempre- en esa zona de sombra de la que mana un interminable caudal de dinero procedente de toda clase de actividades más o menos ilegales. Narrado en primera persona por las múltiples voces de los protagonistas, porno es especialmente bueno cuando cede el micro a los más trallados, a los que peor han soportado el paso del tiempo y los estragos de la vida marginal en sus carnes, y se vuelve un poco coñazo cuando toma la palabra alguno de los protagonistas que deciden reflexionar sobre el tipo de vida que llevan. Quizás menos intensa que cola y un poco más acartonada que trainspotting, pero sin bajar nunca de un nivel mínimo que podría calificar de notable, ya estoy deseando que pasen diez años más para ver a Rent Boy, Sick Boy, Spud, Begbie, Juice Terry y Rab entrando en los cuarenta y ver que ha pasado con sus vidas!!!
Un verano más (técnicamente ya estamos inmersos en él: bien!) el último libro de Irvine Welsh, un nuevo repaso a las vidas de la banda de yonkis hijos de puta más adictiva que he visto en mucho tiempo. Diez años después de trainspotting, los protagonistas, entrados ya en la treintena, con sus vidas perfiladas de maneras que nunca hubieran imaginado, intentan buscarse la vida -como siempre- en esa zona de sombra de la que mana un interminable caudal de dinero procedente de toda clase de actividades más o menos ilegales. Narrado en primera persona por las múltiples voces de los protagonistas, porno es especialmente bueno cuando cede el micro a los más trallados, a los que peor han soportado el paso del tiempo y los estragos de la vida marginal en sus carnes, y se vuelve un poco coñazo cuando toma la palabra alguno de los protagonistas que deciden reflexionar sobre el tipo de vida que llevan. Quizás menos intensa que cola y un poco más acartonada que trainspotting, pero sin bajar nunca de un nivel mínimo que podría calificar de notable, ya estoy deseando que pasen diez años más para ver a Rent Boy, Sick Boy, Spud, Begbie, Juice Terry y Rab entrando en los cuarenta y ver que ha pasado con sus vidas!!!
5 de xuño de 2005
una polémica
A través de Magda Bandera descubro este post (¡del 19 de diciembre de 2004!) de Allan Psicobyte, un divertido alegato indirecto a favor del matrimonio entre homosexuales.
[...]
Estoy completamente a favor del permitir el matrimonio entre católicos.
Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.
El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de caracter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos.
Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
[..]
Entre la interminable lista de comentarios católicos indignados a dicho post aparece un fragmento realmente gracioso:
Auguré que habría un momento las drag queens del orgullo gay nos iban a parecer algo serio, mientras que nos tomaríamos la religión a broma. Ese día ha llegado.
(Ojalá el autor de este comentario tuviera razón y la frase no fuera una mera lamentación retórica. Ojalá el mundo se tomara la religión a broma. Y a las drag queens en serio.)
A través de Magda Bandera descubro este post (¡del 19 de diciembre de 2004!) de Allan Psicobyte, un divertido alegato indirecto a favor del matrimonio entre homosexuales.
[...]
Estoy completamente a favor del permitir el matrimonio entre católicos.
Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.
El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de caracter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos.
Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
[..]
Entre la interminable lista de comentarios católicos indignados a dicho post aparece un fragmento realmente gracioso:
Auguré que habría un momento las drag queens del orgullo gay nos iban a parecer algo serio, mientras que nos tomaríamos la religión a broma. Ese día ha llegado.
(Ojalá el autor de este comentario tuviera razón y la frase no fuera una mera lamentación retórica. Ojalá el mundo se tomara la religión a broma. Y a las drag queens en serio.)
3 de xuño de 2005
recta final: un incidente
Ayer por enésima vez, le quité un móvil a un alumno en clase. Después de un forcejeo inicial algo ridículo me lo entregó refunfuñando y pidiéndome que se lo devolviera que le hacía muchísima falta. No se lo devolví. Hoy volvió a por él. Al ver que tampoco se lo iba a entregar fue calentándose progresivamente, y, desde su metro ochentaycinco, la verdad es que no resultaba muy gracioso verlo así. Después de un "intercambio de impresiones" se marchó amenazando con entrar en clase por las malas y coger lo que era suyo.
(Cojo aire; en el momento inspiré muy profundamente)
Primera idea: llamar a su casa y dar cuenta del incidente. Hablar con la dirección y proponer una bonita expulsión temporal.
Segunda idea: hablar con la orientadora del centro, indagar a qué puede venir la escena.
Escojo la segunda idea. Hablo con la orientadora. El panorama que me pinta me pone la piel de gallina. Después de la descripción de daños, me dice "no llames, habla con él a solas. Sé firme pero conciliador. Negocia. Por favor."
Cojo aire, de nuevo. Me acerco a él, serio pero cuidando el tono. Lo cito a última hora al salir de clase. Hablamos. Hablo. Soy franco y le comento las dos ideas que pasaron por mi cabeza, le digo que no entiendo su actitud, y, que , aunque no se lo crea, que sé que es buena persona, que no comprendo esos raptos de ira (aquí miento, sí los comprendo: sé cosas). Respuestas. Un clásico, "se me va la olla"; otro clásico "tienes razón , no sé controlarme, no consigo controlarme"; un final, "lo siento de veras", hay un punto de rotura en su voz que hace que me lo crea. Epílogo, "¿me devuelves el móvil?". Dudo, un segundo, dos, tres. Mierda. Se lo devuelvo. Se va. Me siento mal. Me siento gilipollas. ¿Ha hecho conmigo lo que ha querido?
[Llego a casa. En El País una carta al director recordando la respuesta de Gramsci a la inflexibilidad de la democracia cristiana en el asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas. Decía algo así que la vida de una persona debe prevalecer sobre las "grandes ideas abstractas", que de vez en cuando, aunque sea incoherente, contradictorio, paradójico y posiblemente tenga consecuencias negativas, es conveniente librarse de esos "grandes principios" y emporcarse con la realidad. Siempre que esté en juego la vida de un hombre.]
Ayer por enésima vez, le quité un móvil a un alumno en clase. Después de un forcejeo inicial algo ridículo me lo entregó refunfuñando y pidiéndome que se lo devolviera que le hacía muchísima falta. No se lo devolví. Hoy volvió a por él. Al ver que tampoco se lo iba a entregar fue calentándose progresivamente, y, desde su metro ochentaycinco, la verdad es que no resultaba muy gracioso verlo así. Después de un "intercambio de impresiones" se marchó amenazando con entrar en clase por las malas y coger lo que era suyo.
(Cojo aire; en el momento inspiré muy profundamente)
Primera idea: llamar a su casa y dar cuenta del incidente. Hablar con la dirección y proponer una bonita expulsión temporal.
Segunda idea: hablar con la orientadora del centro, indagar a qué puede venir la escena.
Escojo la segunda idea. Hablo con la orientadora. El panorama que me pinta me pone la piel de gallina. Después de la descripción de daños, me dice "no llames, habla con él a solas. Sé firme pero conciliador. Negocia. Por favor."
Cojo aire, de nuevo. Me acerco a él, serio pero cuidando el tono. Lo cito a última hora al salir de clase. Hablamos. Hablo. Soy franco y le comento las dos ideas que pasaron por mi cabeza, le digo que no entiendo su actitud, y, que , aunque no se lo crea, que sé que es buena persona, que no comprendo esos raptos de ira (aquí miento, sí los comprendo: sé cosas). Respuestas. Un clásico, "se me va la olla"; otro clásico "tienes razón , no sé controlarme, no consigo controlarme"; un final, "lo siento de veras", hay un punto de rotura en su voz que hace que me lo crea. Epílogo, "¿me devuelves el móvil?". Dudo, un segundo, dos, tres. Mierda. Se lo devuelvo. Se va. Me siento mal. Me siento gilipollas. ¿Ha hecho conmigo lo que ha querido?
[Llego a casa. En El País una carta al director recordando la respuesta de Gramsci a la inflexibilidad de la democracia cristiana en el asesinato de Aldo Moro por las Brigadas Rojas. Decía algo así que la vida de una persona debe prevalecer sobre las "grandes ideas abstractas", que de vez en cuando, aunque sea incoherente, contradictorio, paradójico y posiblemente tenga consecuencias negativas, es conveniente librarse de esos "grandes principios" y emporcarse con la realidad. Siempre que esté en juego la vida de un hombre.]
2 de xuño de 2005
una vez más palahniuk
Desbordado por mis obligaciones laborales me compró diario, de chuck palahniuk, con la intención de abrir una ventana desde la que saltar de mi vida en los frecuentes momentos en los que últimamente no puedo más conmigo. S., mi librera, me dice, "te estás
volviendo muy fan, últimamente no te llevas otra cosa", y pienso, vaya es cierto, no es el escritor de mi vida, pero ahora mismo es lo que me pide el cuerpo, algo querrá decir.
Hoy es el día más largo del año. Pero últimamente todos lo son.
[...]
Uno se puede suicidar de mil formas distintas sin morirse de verdad.
Desbordado por mis obligaciones laborales me compró diario, de chuck palahniuk, con la intención de abrir una ventana desde la que saltar de mi vida en los frecuentes momentos en los que últimamente no puedo más conmigo. S., mi librera, me dice, "te estás
volviendo muy fan, últimamente no te llevas otra cosa", y pienso, vaya es cierto, no es el escritor de mi vida, pero ahora mismo es lo que me pide el cuerpo, algo querrá decir.
Hoy es el día más largo del año. Pero últimamente todos lo son.
[...]
Uno se puede suicidar de mil formas distintas sin morirse de verdad.
1 de xuño de 2005
belén gopegui
Ayer leí en la sección "tribuna libre" de el diario el mundo un texto maravilloso de Belén Gopegui sobre los escritores y el papel que desempeñan en el mantenimiento del "sistema". Razonamientos habituales al margen, el texto, que está escrito en segunda persona y dirigido a Martín Romaña, personaje de la novela de Alfredo Bryce Echenique "La vida exagerada de Martín Romaña", contiene un párrafo magnífico sobre el sentido del humor al que llevo dándole vueltas todo el día:
No hay sentido del humor para quien piensa que su vida, su propia vida, es muy importante. Por el contrario, quienes eso creen difícilmente logran causar risa y se les apena el gesto si cuando están contando una historia en una cena surge la pregunta: ¿alguien quiere repetir? Quien, en cambio, sabe que su vida no es muy importante alumbra paradojas y comprende que las cosas no son solamente sólidas, aunque lo sean. Aunque existan lo duro y lo trágico, el sentido del humor logra que se desplacen, no mucho, uno o dos centímetros, pero lo suficiente para que lo duro, y lo trágico, pesen un poco menos.
En el colmo de la ironía, justo a su lado, una inflamada columna de opinión de Jimenéz Losantos -con su foto con cara de "soy más listo que nadie"- descalificando el NO francés en el referéndum sobre la Constitución europea parece ejemplificar perfectamente el tipo de persona, el tipo de escritor, al que se está refiriendo Belén Gopegui.
Ayer leí en la sección "tribuna libre" de el diario el mundo un texto maravilloso de Belén Gopegui sobre los escritores y el papel que desempeñan en el mantenimiento del "sistema". Razonamientos habituales al margen, el texto, que está escrito en segunda persona y dirigido a Martín Romaña, personaje de la novela de Alfredo Bryce Echenique "La vida exagerada de Martín Romaña", contiene un párrafo magnífico sobre el sentido del humor al que llevo dándole vueltas todo el día:
No hay sentido del humor para quien piensa que su vida, su propia vida, es muy importante. Por el contrario, quienes eso creen difícilmente logran causar risa y se les apena el gesto si cuando están contando una historia en una cena surge la pregunta: ¿alguien quiere repetir? Quien, en cambio, sabe que su vida no es muy importante alumbra paradojas y comprende que las cosas no son solamente sólidas, aunque lo sean. Aunque existan lo duro y lo trágico, el sentido del humor logra que se desplacen, no mucho, uno o dos centímetros, pero lo suficiente para que lo duro, y lo trágico, pesen un poco menos.
En el colmo de la ironía, justo a su lado, una inflamada columna de opinión de Jimenéz Losantos -con su foto con cara de "soy más listo que nadie"- descalificando el NO francés en el referéndum sobre la Constitución europea parece ejemplificar perfectamente el tipo de persona, el tipo de escritor, al que se está refiriendo Belén Gopegui.