días extraños
recibo un correo de rafa en el que me adjunta un texto de cioran sobre la música que comienza así:
Sólo aman la música los que sufren a causa de la vida. La pasión musical sustituye a todas las formas de vida que no se han vivido y compensa en el plano de la experiencia íntima las satisfacciones encerradas en el círculo de los valores vitales. Cuando se sufre viviendo, la necesidad de un mundo nuevo, distinto del que vivimos habitualmente nace de forma imperiosa para no diluirnos en un vacío interior. Y ese mundo sólo la música puede traerlo.
curiosamente hoy me han instalado un lector de cds en el coche (una buena clavada, todo hay que decirlo); acostumbrado a los chirridos de las cintas que desde 1998 llevo en él sin cambiar, de pronto he sufrido una especie de shock que me ha tenido casi dos horas dando vueltas por las carreteras secundarias de cabral escuchando a surfjan stevens, devendra banhart, girls beware, wio y un cd de yann tiersenn que rescaté para compensar tanta novedad; ha sido extraño, como haberse subido a un documental sobre la zona en la que vivo con la mejor música posible en este momento, dando vueltas aleatoriamente aunque sin llegar a perderme, a ese instante en el que uno dice, pero donde hostia estoy... en algún momento llegué a casa y, vaya, me costó bajarme, salir de la nube, entrar en casa y volver a ser yo mismo; me acordé del protagonista de el empleo del tiempo y cómo deambulaba subido al coche sin querer bajarse para volver a vivir su ridícula vida;
el texto de cioran termina así:
Cuanto más profundizas en la vivencia musical, tanto más agrandas la insatisfacción inicial y agravas el drama original que te hizo amar la música. Si la música es el resultado de una enfermedad, no hace entonces sino ayudar al progreso de la enfermedad. Pues la música destruye el interés por la acción, por los datos inmediatos a la existencia, por el hecho biológico como tal, y deshabitúa al individuo. El hecho de que después de las tensiones íntimas a las que te llevan los estados musicales sientas la inutilidad de seguir viviendo no expresa sino ese fenómeno de desadaptación. Mucho más que la poesía, la música debilita la voluntad de vivir y distiende los resortes vitales.
¿Renunciamos a la música entonces? Todos los que somos fuertes cuando escuchamos música, porque somos débiles en la vida, ¿seremos tan ineptos como para renunciar también a nuestra última pérdida, a la música?
glups
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