diario de un profesor a sueldo (II)
hoy he estado dando en clase las notas de fin de curso a los de 3º y 4º de ESO; en una de las clases, un 3º, un chaval bastante desequilibrado se ha puesto a comer galletas y a hacer la típica gilipollez de abrir la boca con todo mascado entre las risas de sus compañeros; como la situación no era la más adecuada para la coña le eché la bronca pertinente; como respuesta él siguió haciendo el gilipollas con lo cual le obligué a vaciar la cartera para ver si tenía más galletas; tras hacer un poco más el gilipollas me hartó y le dije que o paraba o le metía una torta que salía por la ventana con los dientes dejando una estela tras de sí (más o menos);
de pronto se calló;
se sentó,
empezó a ponerse colorado de ira y me dijo: "pues ahora me voy a dar puñetazos en la cara y luego te denuncio por agresión";
ante mi estupefacta mirada se dio uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete puñetazos a sí mismo mientras se le ponía la cara como un tomate; me quedé paralizado; uno de sus compañeros se levantó y le agarró las manos mientras yo trataba de razonar inutilmente con él; otro compañero más se agachó a su lado y en tono suave le dijo: "¿te acuerdas que me dijiste que te avisara cuando creyera que se te está yendo la olla? pues ahora se te está yendo..."; tras un rato de forcejeos, paró, se semicalmó y yo me senté para continuar con lo que estaba;
el temblor de mis rodillas, eso sí que me dejó acojonado
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