13 de nov. de 2008

más fragmentos para una teoría sobre algo que no sabría como llamar
Leo en uno de los Archipiélagos que me compré la semana pasada -el nº 72 (2006), Nueva derecha: ideas y medios para la contrarrevolución- un artículo bastante divertido sobre Gabriel Albiac, nihilista primario de orientación ultra-izquierdista y ahora mismo teórico de faes y palmero de Aznar, Fedeguico&Co.

Tras dejar claro que la gran obsesión de Albiac es el marxismo al que entiende como fuente de todos los males posibles de la historia del siglo XX y cuya culminación lógica es el estalinismo y los gulags soviéticos, el autor cita con inteligencia un fragmento de la invectiva que Deleuze dirigió en 1977 a los nuevos filósofos franceses los cuales, tras la resaca de mayo del 68 se dedicaban a disparar contra todo lo que oliera ligeramente a subversión desde una especie de postura nihilista-burguesa desencantada de cualquier veleidad emancipadora.

Como principio general, uno tiene tanta más razón cuantas más veces se ha equivocado a lo largo de su vida, puesto que siempre puede decir "he pasado por eso". De ahí que los estalinistas sean los únicos que pueden dar lecciones de antiestalinismo. [...] Lo que me da asco es sencillo: los nuevos filósofos [se refiere a Bernard Henry Ley y André Glucskmann] hacen una martirología, el Gulag y las víctimas de la historia. Viven de cadáveres. [...] Pero nunca habría habido víctimas si éstas hubieran pensado como ellos, o hablado como ellos. [...] Quienes ponen en peligro su vida suelen pensar en términos de vida, y no de muerte, amargura y vanidad mórbida. Antes bien, los resistentes son gentes llenas de vida. Nunca se ha metido a nadie en la cárcel por su impotencia y su pesimismo. Más bien todo lo contrario.

La última frase contiene una radiografía brutal de nuestro tiempo. Todos los impotentes y pesimistas que "llenamos" el espacio político -a base de nuestra ausencia, claro- nunca iremos a cárcel alguna por nuestras ideas. Porque, básicamente, no las tenemos. Y si las tuviéramos ¿sabríamos qué hacer con ellas? Somos las piezas perfectas para que el sistema siga funcionando con soltura, crisis incluídas. Inofensivos. Inodoros. Invisibles. Indolentes. Insignificantes. Inocuos. Viva.

Ningún comentario:

Publicar un comentario

Deixa o teu comentario