8 de abr. de 2008

noticias del mundo real
Paso las tardes en casa delante del ordenador. Lo habitual es que dedique las tres cuartas partes los dos tercios del tiempo al trabajo y el otro cuarto el otro tercio a esa nada inmensa que, bajo la luz de la pantalla, me atrapa de manera estúpida. Algo idiota seduciendo a un idiota aún mayor. Pese a ello consigo acabar cosas. Me sorprendo a mí mismo cuando repaso con todo el cuidado de que soy capaz algo que tengo definitivamente liquidado. No soy nada cuidadoso, funciono a latigazos, como si el motor de mis acciones estuviera calándose y pasándose de revoluciones alternativamente. Luego en clase les exijo a mis alumnos que sean todo lo contrario. En realidad sólo quiero gritarles, no seais como yo, es una puta mierda, pero después de decir éso sólo podría dejarlo, nadie se inmola ante los demás y luego hace como que no ha pasado nada. Si fuera más cuidadoso probablemente no diría la mitad de las cosas que digo ni haría las tres cuartas partes de las cosas que hago. Por pudor profesional dejaría de dar clase. Dejaría de hacer otras cosas que hago. Lo mejor sería ni salir de casa. Menos mal que soy el puto desastre andante.

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