19 de feb. de 2008

perspectivas
Parece estar poniéndose de moda el sabotear actos políticos en las universidades. En los tres casos que conozco hasta la fecha, me sorprende, por encima de todo, las justificaciones que en varios foros de internet se pueden leer acerca de tales acciones. Tales justificaciones comienzan realizando una ligera crítica del acto en cuestión -generalmente porque le hacen un favor a los agredidos- para terminar diciendo algo así como que "se lo merecen por ser unos fascistas que vienen a la universidad a provocar". Mi asombro, en general, alcanza dimensiones mayúsculas ante esta clase de razonamientos que siempre terminan presentando como algo digno de ser elogiado el reventar una conferencia, una charla o un mitin. Detrás de tales acciones se oculta una lógica simplemente abominable que comienza convirtiendo al adversario en enemigo y al enemigo en una "cosa" que no tiene derecho ni a hablar ante sus propios seguidores. Así, uno puede insultar y amenazar con libertad en estas circunstancias , pues "las cosas" a las que se dirige la agresión están despojadas de su dignidad básica como seres humanos, no merecen ni el respeto básico de poder hablar ante un auditorio.

Los fascistillas "luchadores" que protagonizan estas algaradas pasan por "radicales" ante sus afines, pasan por ser tipos con un alto grado de conciencia social y política y, en el colmo del delirio incluso para algunos de sus seguidores devienen en una especie de mártires, en una suerte de luchadores ejemplares por la libertad de cuyo sacrificio ante las fuerzas represoras sólo cabe estar orgullosos.

Curiosamente sólo hay algo tan repugnante como sus acciones: el aprovechamiento que de ellas hacen los agredidos para lanzar una descalificación global de todos sus rivales políticos y presentarse como mártires de la libertad y de la defensa de la sociedad democrática. Y eso los equipara de una manera tan perfecta que, realmente, al ver a unos y a otros en cualquiera de los vídeos que andan por internet sólo pienso en decirles a todos ellos: "que se besen, que se besen, que se besen".

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