le canicule
Estamos pour la France dando una vuelta por los castillos del valle del Loira tras un par de dias de turistillas culturales por le Paris. Los teclados son raros, no hay tildes ni tienen el formato qwerty, son azerty, lo cual hace que escribir sea un rollo. En Paris asistimos a un concierto de Dominique A a orillas del Sena -ellos lo llaman la playa del Sena-, dentro de un minifestival veraniego organizado por la FNAC. Dominique ni siquiera era cabeza de cartel, y alli reunidos estabamos unos cuatrocientos fans -que vienen siendo los mismos que lo vimos en su mitico concierto de Vigo hace dos anhos-. El domingo esperamos delante del monumento funerario a Lady Di -y luego nos quejamos de nuestra alcaldesa- a que pasara nuestro vecino Pereiro al cual animamos vigorosamente para que se escapara y ganase el Tour al Landis ese, pero sin exito. El paso del peloton fue extremadamente fugaz, apenas 4 segundos, pero aplaudimos como locos al estilo frances: "Pegueigo, Pegueigo!!!"; los franceses, tan contenidos ellos como yo cuando estoy en mi tierra, nos miraban con cara de asquillo. Daba igual.
Nuestra estancia coincide con la peor ola de calor de la historia de la France. Las carreteras estan llenas de anuncios de "hidratese, sivuple", y en la tele, la radio y los periodicos estan continuamente hablando de la canicule. La verdad es que hace calor, pero son un poco exagerados.
Ahora mismo estamos en Blois, ciudad de unos cincuenta mil habitantes situada en el departamento de Loir-et-Cher, en plena region centro. Solo hay un cyber abierto, las tiendas cierran casi todas los lunes y los horarios europeos son demasiado duros para nosotros. Esto si que se puede considerar un autentico choque de civilizaciones. Todo son chateaus, iglesias goticas y edificios de todas las epocas primorosamente conservados o restaurados. Tanta perfeccion pasiajistica-urbanistica hace que me acuerde de donde vivo continuamente, cosa que me fastidia terriblemente. Los horrores que padecemos en Vigo y en toda la franja costera gallega harian infartar inmediatamente a cualquier ciudadano frances medio.
En fin, en breve estare posteando de nuevo desde la Avenida del Aeropuerto, sintomatico paradigma de cierta cultura, cierta economia y cierta historia. O quiza de un endemica falta de las tres cosas.
(Continuara, ya con tildes)
24 de xul. de 2006
18 de xul. de 2006
delirios veraniegos (I)
Vía escolar descubro que la asociación hazte oir (situados a la derecha del pp) promueve un boicoteo (a través de su web, que no pienso enlazar aquí) contra la compañía de helados Frigo por el último anuncio de los Magnum que protagoniza la actriz Paz Vega. ¿Las causas? Como ellos mismos dicen:
Aunque en esta nueva campaña publicitaria, con un importante presupuesto invertido en la misma y un gran despliegue de medios, Frigo ha querido resaltar la valía de una mujer polifacética y con carácter, lo cierto es que está atacando su dignidad femenina al presentar a dos mujeres en actitudes homosexuales para incrementar las ventas de Magnum.
[...]
Ni qué decir tiene, las principales víctimas de estas imágenes son los niños y los jóvenes, a los cuales se les confunde sobre la auténtica naturaleza de la sexualidad humana.
En el texto de la carta modelo que proponen para enviar a Unilever (empresa fabricante de Frigo) y a la propia Paz Vega se puede leer:
Les significo que casi todos los consumidores de helados somos personas corrientes a los que este tipo de imágenes no nos incita a consumir helados sino, más bien al contrario, en casos como el mío, mis amigos o familiares, son una invitación a no comprar más productos Frigo salvo que retiren de inmediato una campaña tan dañina para la institución familiar, la juventud y la infancia.
(A veces me pregunto en qué año estamos. O en qué siglo. Y si estas cosas son realmente reales)
Por mi parte, si antes era un fiel devorador de Magnums, ahora soy un talibán de la causa: Magnum de desayuno, Magum de postre, Magnum de merienda y Magnum de cena. ¡Me encantan estas contra-protestas!
Vía escolar descubro que la asociación hazte oir (situados a la derecha del pp) promueve un boicoteo (a través de su web, que no pienso enlazar aquí) contra la compañía de helados Frigo por el último anuncio de los Magnum que protagoniza la actriz Paz Vega. ¿Las causas? Como ellos mismos dicen:
Aunque en esta nueva campaña publicitaria, con un importante presupuesto invertido en la misma y un gran despliegue de medios, Frigo ha querido resaltar la valía de una mujer polifacética y con carácter, lo cierto es que está atacando su dignidad femenina al presentar a dos mujeres en actitudes homosexuales para incrementar las ventas de Magnum.
[...]
Ni qué decir tiene, las principales víctimas de estas imágenes son los niños y los jóvenes, a los cuales se les confunde sobre la auténtica naturaleza de la sexualidad humana.
En el texto de la carta modelo que proponen para enviar a Unilever (empresa fabricante de Frigo) y a la propia Paz Vega se puede leer:
Les significo que casi todos los consumidores de helados somos personas corrientes a los que este tipo de imágenes no nos incita a consumir helados sino, más bien al contrario, en casos como el mío, mis amigos o familiares, son una invitación a no comprar más productos Frigo salvo que retiren de inmediato una campaña tan dañina para la institución familiar, la juventud y la infancia.
(A veces me pregunto en qué año estamos. O en qué siglo. Y si estas cosas son realmente reales)
Por mi parte, si antes era un fiel devorador de Magnums, ahora soy un talibán de la causa: Magnum de desayuno, Magum de postre, Magnum de merienda y Magnum de cena. ¡Me encantan estas contra-protestas!
17 de xul. de 2006
la estética de la demagogia
Anda por internet el vídeo que la fundación faes ha realizado para el partido popular (casi mejor que se dejen de tonterías y pasen a denominarse partido populachero, por aquello de la coincidencia entre forma y contenido) con motivo del noveno aniversario del asesinato del concejal popular Miguel Ángel Blanco. Sus torpes autores muestran un muy escaso respeto por la figura del fallecido, del que comienzan poniendo una foto con marcas de labios rojos en la cara en plan "te quiere todo el mundo". Sigue una musiquilla con vocación de poner los pelos de punta -y los pone, pero por razones contrarias a las que esperaban- que machaca las imágenes de manifestaciones y etarras patenado cristales blindados durante el minuto y medio que dura el vídeo. El supuesto homenaje, gracias a su desternillante imagen final (atención al sonidito y al redoble de tambores que la acompañan) se convierte en un mal anuncio de la bilis que la extrema derecha española supura por los cuatro costados. Una bilis que les lleva a desautorizar las decisiones del presidente del gobierno, a darle crédito al entorno etarra cuando les conviene, a pregonar que el partido socialista se ha puesto de rodillas ante eta y a convertir el recuerdo de una de las víctimas del terrorismo etarra en un esperpento situado entre lo peor de los programas de zapping y lo mejor de los anuncios de detergentes.
El vídeo es repulsivo.
Sus autores no se molestan ni en poner sus nombres. El entorno de la extrema derecha española lo saluda como un hito dentro de esa competición de estupideces que el partido popular tiene consigo mismo.
Anda por internet el vídeo que la fundación faes ha realizado para el partido popular (casi mejor que se dejen de tonterías y pasen a denominarse partido populachero, por aquello de la coincidencia entre forma y contenido) con motivo del noveno aniversario del asesinato del concejal popular Miguel Ángel Blanco. Sus torpes autores muestran un muy escaso respeto por la figura del fallecido, del que comienzan poniendo una foto con marcas de labios rojos en la cara en plan "te quiere todo el mundo". Sigue una musiquilla con vocación de poner los pelos de punta -y los pone, pero por razones contrarias a las que esperaban- que machaca las imágenes de manifestaciones y etarras patenado cristales blindados durante el minuto y medio que dura el vídeo. El supuesto homenaje, gracias a su desternillante imagen final (atención al sonidito y al redoble de tambores que la acompañan) se convierte en un mal anuncio de la bilis que la extrema derecha española supura por los cuatro costados. Una bilis que les lleva a desautorizar las decisiones del presidente del gobierno, a darle crédito al entorno etarra cuando les conviene, a pregonar que el partido socialista se ha puesto de rodillas ante eta y a convertir el recuerdo de una de las víctimas del terrorismo etarra en un esperpento situado entre lo peor de los programas de zapping y lo mejor de los anuncios de detergentes.
El vídeo es repulsivo.
Sus autores no se molestan ni en poner sus nombres. El entorno de la extrema derecha española lo saluda como un hito dentro de esa competición de estupideces que el partido popular tiene consigo mismo.
el infierno: una aproximación
Vuelvo a la Avenida del Aeropuerto después de unos días por la zona de Nerga (asistiendo, al mismo tiempo, a un curso que, pese a mis peores temores, acabó dando mucho de sí). Desde el coche, cruzando la autopista por encima de la Rinxela, el aire desprende un intenso olor a madera quemada. El propio aire está tan caliente que parece como si el incendio nos acompañase bajo las ruedas del coche. Sin embargo, no detecto resplandores extraños sobre el horizonte, ni siquiera columnas de humo indicando la parte de la provincia que está ardiendo. Al entrar en casa, una vaharada de aire caliente me sacude un cabezazo al plexo solar. Miro el termómetro digital del Lidl que tenemos en el salón: las 2.00, 26º en el exterior, 28º en el interior. Me quito la ropa aún con las maletas en la mano. Descalzo, el suelo me recuerda a la barbacoa en la que ayer pasamos unos criollos, algo de pollo y un churrasquito. En el dormitorio, los 28º se convierten en unos 33º. Abro todas las ventanas intentando pensar una estrategia de evasión. Las corrientes de aire a 26º bajan la temperatura del interior hasta los 27º. Aterrorizado escucho por la ventana lo que parecen ser los acordes de una orquesta que ataca "Paquito el chocolatero" amparada por un millón de watios de potencia. Terrible duda: no dormir por el calor o no dormir por la música que ha rodeado mi casa y está empezando a asaltar mi ánimo. Enciendo el ordenador. Al menos tengo el derecho al pataleo virtual, que el real me agota sólo de pensarlo. Vivan las olas de calor, las fiestas del pueblo y los veranos hispano-galaicos y su larga tradición de festejos más o menos gilipollas.
Vuelvo a la Avenida del Aeropuerto después de unos días por la zona de Nerga (asistiendo, al mismo tiempo, a un curso que, pese a mis peores temores, acabó dando mucho de sí). Desde el coche, cruzando la autopista por encima de la Rinxela, el aire desprende un intenso olor a madera quemada. El propio aire está tan caliente que parece como si el incendio nos acompañase bajo las ruedas del coche. Sin embargo, no detecto resplandores extraños sobre el horizonte, ni siquiera columnas de humo indicando la parte de la provincia que está ardiendo. Al entrar en casa, una vaharada de aire caliente me sacude un cabezazo al plexo solar. Miro el termómetro digital del Lidl que tenemos en el salón: las 2.00, 26º en el exterior, 28º en el interior. Me quito la ropa aún con las maletas en la mano. Descalzo, el suelo me recuerda a la barbacoa en la que ayer pasamos unos criollos, algo de pollo y un churrasquito. En el dormitorio, los 28º se convierten en unos 33º. Abro todas las ventanas intentando pensar una estrategia de evasión. Las corrientes de aire a 26º bajan la temperatura del interior hasta los 27º. Aterrorizado escucho por la ventana lo que parecen ser los acordes de una orquesta que ataca "Paquito el chocolatero" amparada por un millón de watios de potencia. Terrible duda: no dormir por el calor o no dormir por la música que ha rodeado mi casa y está empezando a asaltar mi ánimo. Enciendo el ordenador. Al menos tengo el derecho al pataleo virtual, que el real me agota sólo de pensarlo. Vivan las olas de calor, las fiestas del pueblo y los veranos hispano-galaicos y su larga tradición de festejos más o menos gilipollas.
11 de xul. de 2006
diario de cursillista veraniego
día 1
Me he apuntado a un curso de verano. Algo relacionado con el fracaso escolar y como prevenirlo. Este primer día ha sido la presentación de los cursos de verano y las dos primeras charlas.
Éstas corrieron a cargo del director del curso. Pantalón de pinzas subido hasta el ombligo. Corbata chillona exageradamente apretada. Modos de curilla progre sacado de un capítulo de "cuéntame". Un power point con letra arial de todos los colores lleno de subrayados y de marquitas de ésas de word que tanta gracia le hacen a pedagogos y profes recién convertidos a la causa de los ordenadores. Uy. Dos horas de plomo, duras, pesadas, insoportables como un especial de televisión en el que Pedro Ruiz entrevistase a Sánchez Dragó. Banalidades y obviedades transportadas por camiones volquete de 6 metros de altura. La clase enterrada literalmente bajo ellas. El tipo se quita la corbata, el pantalón sigue subido más allá de todo límite humano. Tiempo. Estiramos el café más allá de la cortesía, pero el tipo aún llega más tarde. Le suena el móvil en medio de la clase. Lo contesta. Se justifica. Un carguero de transporte de coches descarga un millón de toneladas de chorradas semipedagógicas. Me ahogo. Un ejército de aviones deja caer un número incontable de bobadas que se precipitan sobre nosotros aplastándonos. El tipo cita a López Rodó y consigue resucitar a media clase. Cuando habla de Vallejo Nágera y de Amando de Miguel hay un despertar colectivo. El horror, diría Kurtz. Un chiste despectivo sobre Zapatero y la transición termina de dejar las cosas claras. Acaba la charla desvelando dos secretos: él es el introductor de la agenda escolar en España (o el 2º que la usó). Él tiene un libro, que exhibe ante nosotros. Pero aclara "no estoy aquí para que lo compreis. Si quisiera hacerme rico no me habría dedicado a la educación". Claro. Ojalá hubieras querido hacerte rico.
Nos vamos. Resumen apresurado: mecagüenlaputa.
día 1
Me he apuntado a un curso de verano. Algo relacionado con el fracaso escolar y como prevenirlo. Este primer día ha sido la presentación de los cursos de verano y las dos primeras charlas.
Éstas corrieron a cargo del director del curso. Pantalón de pinzas subido hasta el ombligo. Corbata chillona exageradamente apretada. Modos de curilla progre sacado de un capítulo de "cuéntame". Un power point con letra arial de todos los colores lleno de subrayados y de marquitas de ésas de word que tanta gracia le hacen a pedagogos y profes recién convertidos a la causa de los ordenadores. Uy. Dos horas de plomo, duras, pesadas, insoportables como un especial de televisión en el que Pedro Ruiz entrevistase a Sánchez Dragó. Banalidades y obviedades transportadas por camiones volquete de 6 metros de altura. La clase enterrada literalmente bajo ellas. El tipo se quita la corbata, el pantalón sigue subido más allá de todo límite humano. Tiempo. Estiramos el café más allá de la cortesía, pero el tipo aún llega más tarde. Le suena el móvil en medio de la clase. Lo contesta. Se justifica. Un carguero de transporte de coches descarga un millón de toneladas de chorradas semipedagógicas. Me ahogo. Un ejército de aviones deja caer un número incontable de bobadas que se precipitan sobre nosotros aplastándonos. El tipo cita a López Rodó y consigue resucitar a media clase. Cuando habla de Vallejo Nágera y de Amando de Miguel hay un despertar colectivo. El horror, diría Kurtz. Un chiste despectivo sobre Zapatero y la transición termina de dejar las cosas claras. Acaba la charla desvelando dos secretos: él es el introductor de la agenda escolar en España (o el 2º que la usó). Él tiene un libro, que exhibe ante nosotros. Pero aclara "no estoy aquí para que lo compreis. Si quisiera hacerme rico no me habría dedicado a la educación". Claro. Ojalá hubieras querido hacerte rico.
Nos vamos. Resumen apresurado: mecagüenlaputa.
10 de xul. de 2006
chuck palahniuk, fantasmas
Durante el verano de 1816, Lord Byron alquiló una mansión a orillas del lago Lemán (o lago de Ginebra) llamada Villa Diodati. Junto a él y su médico, John Polidori, pasaron algún tiempo el poeta Percy Bysshe Shelley y su mujer, la jovencísima Mary Wollstonecraft Shelley. Obligados por las tormentas a permanecer encerrados unos días, a instancias de Byron decidieron hacer una especie de competición a ver quien escribía el mejor relato de terror. Polidori dio a luz allí el primer capítulo de "el vampiro", el primer relato moderno sobre el tema de los vampiros. Mary, tras varios días de agobio creativo, dio forma a la que sería su novela más inmortal, Frankenstein. La reunión de los cinco escritores forma parte de la mitología literaria romántica.
Tomando como excusa esta historia, Chuck Palahniuk desarrolla otro de sus delirios narrativos: un personaje misterioso invita a aquellos escritores que lo deseen a un retiro de tres meses para escribir en ese tiempo, alejados del mundanal ruido, su obra maestra. Los personajes que acuden a esta llamada arrastran tras de sí una bonita colección de historias bizarras que plasmarán en forma de cuentos durante su estancia en un viejo teatro abandonado. Sin embargo, será la convivencia entre ellos, la que, por decisión propia, se convierta en una pesadilla en la que se entremezclan el deseo de notoriedad, el culto a la autodestrucción y la necesidad de hacer de las propias penas un objeto de atención ajeno. Los cuentos que desarrollan los escritores son lo mejor del libro. Moviéndose en direcciones muy diferentes, pasando del gore y la casquería más desquiciadas a los lindes de lo sobrenatural, la mayoría de ellos tienen un contexto común: nuestros miedos más atroces, nuestros terrores más profundos tienen como origen actos exclusivamente humanos. Y muchas veces estos terrores conducen a la realización de acciones aún más terribles que cualquiera de los que dieron lugar a nuestro miedo. Detrás de todo ello, como no, dosis considerables de mezquindad y miseria. Subvirtiendo el espíritu romántico de los habitantes de Villa Diodati, Palahniuk nos da la versión posmoderna de lo que según él es un escritor: un tipo narcisista que necesita la atención ajena para sobrevivir y que está dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguirla. Un tipo que vive con un fardo considerable de miedos a cuestas y que se halla dispuesto a sacar todo el partido posible de ellos.
Irregular -en especial durante los fragmentos de convivencia entre los escritores- y magistral en muchos de los cuentos que componen el libro, Palaniuhk se arriesga en cada uno de sus libros dibujando una caricatura de un mundo -el nuestro- que da muestras de ser mucho más inquietante que cualquiera de sus relatos de terror.
Eso es lo que ese tipo quiere ser: la cámara tras la cámara tras la cámara que emite la verdad última y final. Todos queremos ser el que está detrás de todo. El que tiene poder para decir qué está bien y qué está mal. Quien tiene razón y quien se equivoca.
Durante el verano de 1816, Lord Byron alquiló una mansión a orillas del lago Lemán (o lago de Ginebra) llamada Villa Diodati. Junto a él y su médico, John Polidori, pasaron algún tiempo el poeta Percy Bysshe Shelley y su mujer, la jovencísima Mary Wollstonecraft Shelley. Obligados por las tormentas a permanecer encerrados unos días, a instancias de Byron decidieron hacer una especie de competición a ver quien escribía el mejor relato de terror. Polidori dio a luz allí el primer capítulo de "el vampiro", el primer relato moderno sobre el tema de los vampiros. Mary, tras varios días de agobio creativo, dio forma a la que sería su novela más inmortal, Frankenstein. La reunión de los cinco escritores forma parte de la mitología literaria romántica.
Tomando como excusa esta historia, Chuck Palahniuk desarrolla otro de sus delirios narrativos: un personaje misterioso invita a aquellos escritores que lo deseen a un retiro de tres meses para escribir en ese tiempo, alejados del mundanal ruido, su obra maestra. Los personajes que acuden a esta llamada arrastran tras de sí una bonita colección de historias bizarras que plasmarán en forma de cuentos durante su estancia en un viejo teatro abandonado. Sin embargo, será la convivencia entre ellos, la que, por decisión propia, se convierta en una pesadilla en la que se entremezclan el deseo de notoriedad, el culto a la autodestrucción y la necesidad de hacer de las propias penas un objeto de atención ajeno. Los cuentos que desarrollan los escritores son lo mejor del libro. Moviéndose en direcciones muy diferentes, pasando del gore y la casquería más desquiciadas a los lindes de lo sobrenatural, la mayoría de ellos tienen un contexto común: nuestros miedos más atroces, nuestros terrores más profundos tienen como origen actos exclusivamente humanos. Y muchas veces estos terrores conducen a la realización de acciones aún más terribles que cualquiera de los que dieron lugar a nuestro miedo. Detrás de todo ello, como no, dosis considerables de mezquindad y miseria. Subvirtiendo el espíritu romántico de los habitantes de Villa Diodati, Palahniuk nos da la versión posmoderna de lo que según él es un escritor: un tipo narcisista que necesita la atención ajena para sobrevivir y que está dispuesto a cualquier cosa con tal de conseguirla. Un tipo que vive con un fardo considerable de miedos a cuestas y que se halla dispuesto a sacar todo el partido posible de ellos.
Irregular -en especial durante los fragmentos de convivencia entre los escritores- y magistral en muchos de los cuentos que componen el libro, Palaniuhk se arriesga en cada uno de sus libros dibujando una caricatura de un mundo -el nuestro- que da muestras de ser mucho más inquietante que cualquiera de sus relatos de terror.
Eso es lo que ese tipo quiere ser: la cámara tras la cámara tras la cámara que emite la verdad última y final. Todos queremos ser el que está detrás de todo. El que tiene poder para decir qué está bien y qué está mal. Quien tiene razón y quien se equivoca.
4 de xul. de 2006
cocorosie
Dos años después del concierto en el Vade (Antony & the Jonsons + Cocorosie), las hermanas Sierra Rose y Bianca Leilani vuelven a Vigo convertidas en banda de culto. Su actuación hoy a las 22.30 en el teatro Caixanova promete ser uno de los conciertos del año.
(Es verano, estoy de vacaciones. Seamos felices sin parecerlo.)
Dos años después del concierto en el Vade (Antony & the Jonsons + Cocorosie), las hermanas Sierra Rose y Bianca Leilani vuelven a Vigo convertidas en banda de culto. Su actuación hoy a las 22.30 en el teatro Caixanova promete ser uno de los conciertos del año.
(Es verano, estoy de vacaciones. Seamos felices sin parecerlo.)
homenaje (tardío)
El 29 de Junio de 1900 nació Antoine de Saint-Exupery. Buceando un poco en Internet he encontrado un texto de Allan Psicobyte que hace que la palabra "homenaje" tenga un significado de verdad:
En el siguiente planeta que encontró el principito vivía un bloguero. Tecleaba sin parar en su ordenador cuando le vió llegar.
-Ah! ¡Un visitante! ¡Buenos días! ¿Vienes a dejar un comentario?
-Buenos días -saludó el principito- No estoy muy seguro ¿Qué es un comentario?
- Un comentario es la respuesta que tú dejas tras leer uno de mis posts.
[aquí, el post completo]
El 29 de Junio de 1900 nació Antoine de Saint-Exupery. Buceando un poco en Internet he encontrado un texto de Allan Psicobyte que hace que la palabra "homenaje" tenga un significado de verdad:
En el siguiente planeta que encontró el principito vivía un bloguero. Tecleaba sin parar en su ordenador cuando le vió llegar.
-Ah! ¡Un visitante! ¡Buenos días! ¿Vienes a dejar un comentario?
-Buenos días -saludó el principito- No estoy muy seguro ¿Qué es un comentario?
- Un comentario es la respuesta que tú dejas tras leer uno de mis posts.
[aquí, el post completo]
3 de xul. de 2006
douglas coupland, jpod
El autor de generación x coge a un grupo de treintañeros que trabaja en una empresa de desarrollo de videojuegos y traza con ellos una topografía descarnada, corrosiva y divertidísima del panorama vital y moral de los miembros más afortunados de la generación x. El grupo de gente protagonista -jpod: ya que todos sus miembros tienen un apellido que comienza por j- está formado por seis geeks absortos en una existencia en la cual los cachivaches tecnológicos, las zapatillas de marca, el consumo de aperitivos y dulces extravagantes y el culto a lo freak, resultan ser algo tan fundamental como las relaciones sociales, la familia o la amistad lo eran hace unos cuantos años. Junto a ellos, un muestrario de personajes -entre los que aparece el propio autor haciendo de sí mismo- que, pese a su condición casi caricaturesca resultan preocupamentemente verosímiles.
Partiendo de una trama delirante basada en el desarrollo de un videojuego de monopatines, el autor exhibe con un ingenio asombroso una catarata de observaciones demoledoras sobre el sistema económico en el que estamos inmersos, la vida en sociedad, las relaciones de amistad y los vínculos familiares. La inteligencia de los protagonistas no los salva de ser un pandilla de autistas -en diversos grados- enredados en obsesiones absurdas que les sirven para distraer su mirada del pavoroso vacío emocional y moral en el que están sumergidos.
Todo ello narrado a un ritmo frenético, con un sentido del humor que te obliga a releer algunos párrafos y a anotarlos o subrayarlos, evidenciando una vez más lo increíblemente atentos que están algunos escritores (sobre todo norteamericanos) a su tiempo, así como su capacidad para deglutir y presentar ante nosotros el millón de acontecimientos aparentemente desconectados que, sin embargo, conforman la inquietante trama de nuestro presente.
El problema es que después de una semana sin parar de mirar en Google, nos empieza a agobiar la sensación de saber la respuesta a todo. Seguro que Dios se siente siempre así. Creo que la gente en el año 2020 echará de menos la sensación de no tener ni idea.
El autor de generación x coge a un grupo de treintañeros que trabaja en una empresa de desarrollo de videojuegos y traza con ellos una topografía descarnada, corrosiva y divertidísima del panorama vital y moral de los miembros más afortunados de la generación x. El grupo de gente protagonista -jpod: ya que todos sus miembros tienen un apellido que comienza por j- está formado por seis geeks absortos en una existencia en la cual los cachivaches tecnológicos, las zapatillas de marca, el consumo de aperitivos y dulces extravagantes y el culto a lo freak, resultan ser algo tan fundamental como las relaciones sociales, la familia o la amistad lo eran hace unos cuantos años. Junto a ellos, un muestrario de personajes -entre los que aparece el propio autor haciendo de sí mismo- que, pese a su condición casi caricaturesca resultan preocupamentemente verosímiles.
Partiendo de una trama delirante basada en el desarrollo de un videojuego de monopatines, el autor exhibe con un ingenio asombroso una catarata de observaciones demoledoras sobre el sistema económico en el que estamos inmersos, la vida en sociedad, las relaciones de amistad y los vínculos familiares. La inteligencia de los protagonistas no los salva de ser un pandilla de autistas -en diversos grados- enredados en obsesiones absurdas que les sirven para distraer su mirada del pavoroso vacío emocional y moral en el que están sumergidos.
Todo ello narrado a un ritmo frenético, con un sentido del humor que te obliga a releer algunos párrafos y a anotarlos o subrayarlos, evidenciando una vez más lo increíblemente atentos que están algunos escritores (sobre todo norteamericanos) a su tiempo, así como su capacidad para deglutir y presentar ante nosotros el millón de acontecimientos aparentemente desconectados que, sin embargo, conforman la inquietante trama de nuestro presente.
El problema es que después de una semana sin parar de mirar en Google, nos empieza a agobiar la sensación de saber la respuesta a todo. Seguro que Dios se siente siempre así. Creo que la gente en el año 2020 echará de menos la sensación de no tener ni idea.
2 de xul. de 2006
julián rodríguez, ninguna necesidad
Un joven rememora durante una semana sus años en común con un amigo que se halla en un hospital al borde la muerte. Se refiere a él como El Muerto. Asentado en un hotel de la costa portuguesa hace pequeños viajes en los que rememora fragmentos de las vidas de ambos desde su infancia en una aldea de Extremadura hasta el día de hoy. El pasado, el presente y el futuro se mezclan en una especie de ensoñación en la que no termina de quedar claro si hay un lamento por los años vividos o un suspiro de alivio por dejar atrás una época de confusión e incertidumbre. De fondo, una extraña historia de amor con la hija de una adinerada familia portuguesa que parece vislumbrarse como lo único realmente "real" en la vida del protagonista. También una confrontación soterrada entre dos formas de vida antagónicas: la plácida infancia rural frente a los años absurdos de juventud en Portugal. Un tono narrativo que roza el coma, frases breves sin intención sentenciosa, capítulos mínimos en los que se recoge una impresión insignificante sobre algún acontecimiento irrisorio, fragmentos de textos extraídos de otros libros, ambientes y paisajes apenas esbozados... un libro extraño que aspira a despojarse de cualquier tipo de retórica para alcanzar algo parecido a la descripción de una parálisis vital y emocional absoluta. El retrato de una desubicación, de un extrañamiento, de una soledad que nos son conocidos. Los nuestros, en mayor o menor medida.
Un joven rememora durante una semana sus años en común con un amigo que se halla en un hospital al borde la muerte. Se refiere a él como El Muerto. Asentado en un hotel de la costa portuguesa hace pequeños viajes en los que rememora fragmentos de las vidas de ambos desde su infancia en una aldea de Extremadura hasta el día de hoy. El pasado, el presente y el futuro se mezclan en una especie de ensoñación en la que no termina de quedar claro si hay un lamento por los años vividos o un suspiro de alivio por dejar atrás una época de confusión e incertidumbre. De fondo, una extraña historia de amor con la hija de una adinerada familia portuguesa que parece vislumbrarse como lo único realmente "real" en la vida del protagonista. También una confrontación soterrada entre dos formas de vida antagónicas: la plácida infancia rural frente a los años absurdos de juventud en Portugal. Un tono narrativo que roza el coma, frases breves sin intención sentenciosa, capítulos mínimos en los que se recoge una impresión insignificante sobre algún acontecimiento irrisorio, fragmentos de textos extraídos de otros libros, ambientes y paisajes apenas esbozados... un libro extraño que aspira a despojarse de cualquier tipo de retórica para alcanzar algo parecido a la descripción de una parálisis vital y emocional absoluta. El retrato de una desubicación, de un extrañamiento, de una soledad que nos son conocidos. Los nuestros, en mayor o menor medida.