diario de cursillista veraniego
día 1
Me he apuntado a un curso de verano. Algo relacionado con el fracaso escolar y como prevenirlo. Este primer día ha sido la presentación de los cursos de verano y las dos primeras charlas.
Éstas corrieron a cargo del director del curso. Pantalón de pinzas subido hasta el ombligo. Corbata chillona exageradamente apretada. Modos de curilla progre sacado de un capítulo de "cuéntame". Un power point con letra arial de todos los colores lleno de subrayados y de marquitas de ésas de word que tanta gracia le hacen a pedagogos y profes recién convertidos a la causa de los ordenadores. Uy. Dos horas de plomo, duras, pesadas, insoportables como un especial de televisión en el que Pedro Ruiz entrevistase a Sánchez Dragó. Banalidades y obviedades transportadas por camiones volquete de 6 metros de altura. La clase enterrada literalmente bajo ellas. El tipo se quita la corbata, el pantalón sigue subido más allá de todo límite humano. Tiempo. Estiramos el café más allá de la cortesía, pero el tipo aún llega más tarde. Le suena el móvil en medio de la clase. Lo contesta. Se justifica. Un carguero de transporte de coches descarga un millón de toneladas de chorradas semipedagógicas. Me ahogo. Un ejército de aviones deja caer un número incontable de bobadas que se precipitan sobre nosotros aplastándonos. El tipo cita a López Rodó y consigue resucitar a media clase. Cuando habla de Vallejo Nágera y de Amando de Miguel hay un despertar colectivo. El horror, diría Kurtz. Un chiste despectivo sobre Zapatero y la transición termina de dejar las cosas claras. Acaba la charla desvelando dos secretos: él es el introductor de la agenda escolar en España (o el 2º que la usó). Él tiene un libro, que exhibe ante nosotros. Pero aclara "no estoy aquí para que lo compreis. Si quisiera hacerme rico no me habría dedicado a la educación". Claro. Ojalá hubieras querido hacerte rico.
Nos vamos. Resumen apresurado: mecagüenlaputa.
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