Ya he hablado en alguna ocasión de la recopilación de todas las tiras de los personajes creados por Charles Schulz. De su humor vitriólico camuflado bajo un trazo de reminiscencias infantiles. De sus personajes arquetípicos que evolucionan desplegando miles de matices. De la excelencia de su dibujo. De sus gags perfectos. De la melancolía que inunda muchas de sus páginas. De la amargura que alberga Carlitos, de la banalidad que personifica Lucy, de la felicidad inconsciente de Snoopy. De la sensación, cada vez que abro uno de los tomos de sus historias, de "ojalá no se acabara nunca". En fin, para mí, el mejor cómic publicado en 2006.
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