el control de las cosas
Últimamente tengo una sensación continua de estar superado permanentemente. Llego a los sitios con la lengua fuera, acabo las clases con el ánimo bajado como en la expresión "bajarse los pantalones", me planto delante de mi blog y las fechas son inapelables, dos semanas desde el último post, me quedo un rato trabajando delante del ordenador y han pasado cinco horas y es la una de la mañana y mañana a ver quien me saca de cama. Superado y aplastado. A veces tengo la oreja puesta hacia dentro, y temo ese momento que sé, con certeza, que llega a toda vida, en el que uno escucha con claridad desde muy muy al fondo: me rindo, se acabó, lo dejo, me planto, no voy a luchar más por hacer las cosas como quiero hacerlas, no me voy a pelear más contra el muro de la realidad, voy a dejar la cabeza tranquila, que bastantes dolores tengo ya. Últimamente oigo con claridad, desde muy al fondo: "me". El control de las cosas ya sólo es otra forma más de nostalgia por otra época, otra etapa apisonada por el transcurrir de los días. Me. Me. Me.
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