5 de abr. de 2005

astenia
LLevamos dos semanas de primavera y me siento increiblemente prosaico, con la cabeza llena de problemas de trabajo, sin tiempo apenas para leer, escuchar música, ir al cine, tirar el dinero en cómics y otros productos que tanto placer instantáneo dan. Llevamos dos semanas de primavera y, finalmente, el castaño enfermo de tiña -que en breve tendremos que talar porque se va secando de manera alarmante- ha sacado sus primeros brotes, con un retraso de unos quince días con respecto al año pasado: el cambio climático o una forma de pereza vegetal que comprendo mejor de lo que creería el castaño son los principales sospechosos de este retraso. LLevamos quince días de primavera y he empezado a descontar los días que quedan para el concierto de Low dentro del festival sinsalaudio 3.0, un islote de pasión y emoción en este océano grisoso en el que vivimos. Estamos en abril, y bob se me ha adelantado al poner mis queridos versos de Elliot. En el colegio hay unos franceses de intercambio; hoy les dimos una fiesta de despedida, y, para celebrarlo, nuestros alumnos y ellos han cantado todos juntos dos canciones de Carlos Nuñez.

Abril es el mes más cruel. Fijo.

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