Después de una temporada esperando ávidamente, encuentro por fin la selección de relatos de Chéjov llevada a cabo por Richard Ford, editada en Lumen, en la colección debolsillo. (La edición "normal" vale casi 30 euros, la de bolsillo me ha costado 8. Por el precio de la versión cara me he comprado cuatro libros).
Como estoy leyendo otros libros, de momento me he limitado a leer el prólogo. En él, Richard Ford explica su relación con la obra del escritor ruso: su extrañeza de juventud al intentar leerlo sin encontrarle nada interesante y su posterior descubrimiento a raíz del encargo que le hace una editorial para que seleccione los relatos que más le gusten. El siguiente párrafo recoge una experiencia que a mí también me ha ocurrido con otros escritores:
Y los relatos de Chéjov -en especial los más destacados-, pese a su aparente sencillez, su engañosa accesibilidad y claridad, siguen pareciéndome relativamente impenetrables para los jóvenes corrientes. En realidad, Chéjov me parece un escritor para adultos, un escritor cuya obra llega a ser provechosa, y también espléndida, cuando consigue dirigir la atención hacia sentimientos maduros, hacia complicadas reacciones humanas y casi imperceptibles alternativas morales circunscritas en dilemas mayores, cualquier parte de las cuales, si las encontráramos en nuestra compleja y precipitada vida con los demás, probablemente pasaría inadvertida incluso a la observación más sutil. El deseo de Chéjov es complicar y poner en tela de juicio nuestra impresión sobre personajes que, erróneamente, uno se sentiría capaz de comprender a simple vista. Casi siempre nos aborda con una gran seriedad centrada en algo que se propone hacer irreducible y accesible, y mediante esta concentración quiere insistir en que nos tomemos la vida a pecho. Tal instrucción, lógicamente, no siempre es fácil de seguir cuando uno es joven.
Tomarse la vida a pecho. Debe ser la edad, porque desde hace algún tiempo ya estoy sólo a eso.
Publicar un comentario