31 de maio de 2004

contemporaneidad
leo en el país la crónica del festimad de este año: un batiburrillo de grupos con poco interés (para mí), que reúne a lo que supongo es la "alternatividad" oficial; en la lista de nombres veo a los pixies, reunidos, sospecho, por estar pasando alguna clase de apuro monetario; yo, como a casi todo (ya lo he dicho mil veces), también llegué tarde a los pixies: se disolvieron en el 93, empecé a escucharlos en el 94 con admiración creciente por cada disco que caía en mis manos: bossanova, trompe le monde, come on pilgrim, surfer rosa: por ese orden me fui envenenando de sus discos, sintiéndome, como de costumbre, como el surfista que echa la tabla al agua cuando ya han roto todas las olas interesantes y la gente está en otra playa mejor; sin embargo, la noche del viernes, escuchando a dat politics en el vademecum (festival sinsal 2.0), por primera vez en mucho tiempo, gracias a esa mezcla bastarda de actitud punk, ruidismo electrónico y ritmos festeiros (no se me ocurre una palabra en castellano igual de precisa), sentí esa sensación de coger, quizás no la ola más grande ni la más espectacular, pero sí una de las buenas, en el momento justo, en el lugar adecuado... a veces a uno le llegan las sensaciones que le hubiera gustado sentir en otro momento de su vida con una década de retraso, de la manera menos esperada: patético

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