agujeros en la ciudad
uno pasa por delante de una entrada de garaje y de pronto se queda atontado mirando para ella; a veces dan ganas de tirarse de cabeza por semejante agujero que parece llevar hasta alguna desolada civilización subterrámea; otras, a uno le entran ganas de salir corriendo no vaya a ser succionado por esa fuerza gravitatoria que es el vértigo producido por asomarse al abismo;
(hay algo en su contemplación que ilumina con claridad algunos estados de ánimo últimos)
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