1 de xan. de 2003

año nuevo, viejos defectos

empiezo el año con un mensaje de mi amigo F. sobre el post anterior que dediqué a apocalypse now redux: en un ataque de inconsciencia lingüística traduje the hollow men por ¡la tierra baldía!; reviso cinco veces lo escrito y aún me pregunto cómo he podido ser capaz de tamaña burrada (y eso que he sido autor de algunas muy gordas, pero ésta....); en fin, para intentar restaurar mínimamente mi dignidad haré el típico comentario pelota para estos casos: lo mejor de un blog son sus lectores...además descubro que he escrito apocalipse en vez de apocalypse y me pregunto si el apresuramiento justifica estos errores de bulto; ay ay ay, ¡que luego critico a otros por fallos menores! Buceando un poco de la mano del google encuentro un texto de Coppola sobre la película, y en él una frase que no puedo evitar poner aquí: Mi película es más una película 'anti-mentiras', en cuanto a que una cultura puede mentirnos acerca de lo que realmente está sucediendo en la guerra, donde la gente recibe un trato cruel y es torturada, mutilada y asesinada; lo que me horroriza es que esto se presenta como ético y perpetúa la posibilidad de la guerra. Una línea en el guión original de John Milius sugiere esto: "Enseñan a los chicos a disparar a la gente, pero no les dejan escribir la palabra 'fuck' en sus aviones". Como dijo Joseph Conrad: "Odio el hedor de una mentira".
Este bonito año que acabamos de estrenar trae consigo ya desde hoy el tufo tremendo de lo que se nos avecina.

tengo la típica cena de fin de año con mi familia; por primera vez en la historia de estas cenas las campanadas de fin de año se siguen en tele5 por la historia ésta de la protesta en Muxía; iluso de mí, esperaba un tratamieno mínimamente digno por parte de la cadena supuestamente independiente; la historia de los barcos dura unos 20 segundos y hace el papel de loncha de queso entre dos panes publicitarios que la comprimen de forma exagerada; al final todo es una mala excusa para darle una coartada solidaria a los cinco mendrugos encerrados voluntariamente en la casa esa de la sierra madrileña: por mi parte todo el crédito que habían ganado estos meses con el tratamiento del prestige acaba de irse a la porra: ya vale de confundir el tocino con la velocidad en nombre de los putos shares;

ya de madrugada nos vamos a la fiesta de sinsalaudio en la propia tienda, y, gracias a la sorda pero eficaz labor de justerini&brooks y de L. en los platos (tras una indescriptible sesión de karaoke dadá por la que desfilaron david bowie y los del río, new order y un popurri de raffaella carrá por poner sólo dos ejemplos) me olvido de que estoy hecho polvo, de que tengo un nivel de asqueamiento superior al que tenía al terminar 2001 y de algunas cosas más que ahora no consigo recordar; echamos de menos a los padres de M., a todos nos hubiera gustado verlos un poco de fiesta después de estos meses de alejamiento del mundanal ruido; L. cierra la sesión con un tema ya clásico: el segundo corte (ahora mismo no recuerdo el nombre de la canción) de agaetis byrjun de sigur ros... la inevitable dosis de melancolía para no olvidar que el tiempo pasa más deprisa de lo que pensamos; [gracias L. por otra exhibición djística (y van...)] tomamos el tradicional chocolate sobre las 8 con la ciudad todavía a oscuras, mojada, fría, inhóspita, sintiendo la extrañeza que aparece cuando a la hora habitual de levantarse uno está a punto de acostarse...

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