Balzac, Eugénie Grandet
Charles era un hijo de París, habituado por las costumbres de París y por la propia Annette a calcularlo todo con mentalidad de viejo, pese a su apariencia de joven. Había recibido la espantosa educación de ese mundo en que, en una sola noche, se cometen de pensamiento y de palabra más crímenes que de los que la justicia en las audiencias; ese mundo en que las frases ingeniosas asesinan las ideas más grandes, y en donde no pasa uno por fuerte más que cuando ve claro; y allí ver claro es no creer en nada, ni en los sentimientos, ni en los hombres, ni siquiera en los acontecimientos, pues hasta se crean falsos acontecimientos. Allí, para ser claro, es preciso pesar cada mañana la bolsa del amigo, saber ponerse políticamente por encima de todo lo que sucede; en principio no admirar nada, ni las obras de arte, ni las nobles acciones, y tener por único móvil el interés personal. Después de mil locuras, la gran dama, la hermosa Annette, obligaba a Charles a pensar con gravedad; le hablaba de su posición futura pasándole por los cabellos su mano perfumada, y al mismo tiempo que le arreglaba un bucle le hacía calcular la vida; ella lo afeminaba y lo materializaba. Doble corrupción, pero corrupción elegante y fina, de buen gusto.
Mentras permanezo en estado de éxtase cos libros de Honoré de, trala lectura deste párrafo, e, sen que saiba moi ben porqué, venme á cabeza este outro do "Pequeno Panteón Portátil" de Badiou adicado Sartre:
Sen ningunha ilusión cara ao PCF, Sartre comprendeu, nesa época [a década dos 50], que para o intelectual existía unha elección historicamente situada. Se alguén pretendía manterse fóra dos campos existentes non facía máis que fortalecer o do conservadorismo social. Cando di "todo anticomunista é un can", non fai máis que se inscribir na necesidade do real político. En 1950, era realmente certo que calquera anticomunista non facía máis que claudicar, que prefería, tanto para el como para os demais, a servidume e a opresión. Este é o carácter histórico, delimitado, da elección que afasta a Sartre da saída individual.
(La France, douze points.)
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