12 de xul. de 2009

insurreción interior
Quizais todo deba empezar dende dentro. No libro "Sobre la violencia. 6 reflexiones marginales" Zizek di que o noso tempo é o do último home nietscheziano do que fala o autor alemán en "así habló Zaratustra":

Yo os digo: es preciso tener todavía caos dentro de sí para poder dar a luz una estrella danzarina. Yo os digo: vosotros tenéis todavía caos dentro de vosotros.

¡Ay! Llega el tiempo en que el hombre no dará ya a luz ninguna estrella. ¡Ay! Llega el tiempo del hombre más despreciable, el incapaz ya de despreciarse a si mismo.

¡Mirad! Yo os muestro el último hombre.

"¿Qué es amor? ¿Qué es creación? ¿Qué es anhelo? ¿Qué es estrella?" -así pregunta el último hombre, y parpadea.

La tierra se ha vuelto pequeña entonces, y sobre ella da saltos el último hombre, que todo lo empequeñece. Su estirpe es indestructible, como el pulgón; el último hombre es el que más tiempo vive.

"Nosotros hemos inventado la felicidad" -dicen los últimos hombres, y parpadean.

Han abandonado las comarcas donde era duro vivir: pues la gente necesita calor. La gente ama incluso al vecino, y se restriega contra él: pues necesita calor.

Enfermar y desconfiar considéranlo pecaminoso: la gente camina con cuidado. ¡Un tonto es quien sigue tropezando con piedras o con hombres!

Un poco de veneno de vez en cuando: eso produce sueños agradables. Y mucho veneno al final, para tener un morir agradable.

La gente continúa trabajando, pues el trabajo es un entretenimiento. Mas procura que el entretenimiento no canse.

La gente ya no se hace ni pobre ni rica: ambas cosas son demasiado molestas. ¿Quién quiere aún gobernar? ¿Quién aún obedecer? Ambas cosas son demasiado molestas.

¡Ningún pastor y un solo rebaño! Todos quieren lo mismo, todos son iguales: quien tiene sentimientos distintos marcha voluntariamente al manicomio.

"En otro tiempo todo el mundo desvariaba" -dicen los más sutiles, y parpadean.

Hoy la gente es inteligente y sabe todo lo que ha ocurrido: así no acaba nunca de burlarse. La gente continúa discutiendo, mas pronto se reconcilia -de lo contrario, ello estropea el estómago.

La gente tiene su pequeño placer para el día y su pequeño placer para la noche: pero honra la salud.

"Nosotros hemos inventado la felicidad" -dicen los últimos hombres, y parpadean".

Recoñecerse como ese último home e un primeiro paso necesario. Desentrañar o proceso de naturalización do capitalismo no noso interior, a súa capacidade infinita para permearnos e inocular en nós, a modo dunha seudo-natureza, un conxunto de actitudes e prácticas que cremos que nos definen como "nós mesmos". Saber que estamos enbelenados ata a médula, recoñecer os signos dese enbelenamento e buscar as referencias para combatilo, ou, alomenos, reducir a súa presenza nas nosas existencias. Ao modo desa "introdución a la vida no fascista" que Foucault trazaba no prólogo do Antiedipo deleuziano:

¿Cómo evita uno ser fascista aún cuando (especialmente cuando) uno cree ser un militante revolucionario? ¿Cómo librar de fascismo nuestro discurso y nuestros actos, nuestro corazón y nuestros placeres? ¿Cómo descubrir el fascismo arraigado en nuestro comportamiento?

Desprogramarse, rexeitar esa seudo-natureza que dende dentro di "eu son isto". Desfacerse dese algo co que vivimos convencidos de que é o noso ser "natural". Como di Badiou, o suxeito constrúese durante o acontecemento. Non preexiste a este. O acontecemento sera entón desnaturalizar ese capitalismo-en-nós que fai de nós seres capaces de vivir de forma non problemática unha vida que vai contra o noso pensamento, contra as nosas emocións e contra nós mesmos. E cando a insurreción interior estea en marcha, cando teñamos localizadas e en proceso de desactivación todas as cousas que facemos impulsados por ese nós que é a nosa seudo-natureza, entón estaremos listos para outra cousa, para outro mundo incluso, para rematar esta farsa na cal o malestar permanente que atravesa o noso confort material e a nosa vida narcotizada poidan ser substituidos por unha forma de vida menos indigna. Como di o propio Foucault en "tecnologías del yo", somos máis libres do que pensamos, pero non nos atrevemos a facer uso desa liberdade.

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