algunas palabras que nosotros nunca seremos capaces de decir: un homenaje a David Foster Wallace (y 2)
Pero incluso un novato sin ayuda de nadie puede darse cuenta enseguida de que una vida conducida, temporalmente o no, como una simple renuncia al valor se convierte en el mejor de los casos en algo atascado y en el peor de los casos en algo vacío: una vida de esperar lo que nunca ha de llegar. Sentarse y aceptar pasivamente (y sin hacer juicios) que las cosas sucedan y se terminen.
Esperaré a que lleguen aquellos cuya órbita he descompuesto. Esperaré mientras todo se hace público: la sanción colectiva, las consultas, las recriminaciones, las declaraciones de lealtad, las traiciones y las consecuencias. Y luego todo eso se terminará también. El dolor se llevará a los agraviados. Mi constelación se desplazará fuera de mi conocimiento.
[Extraído de "di nunca", relato incluído en el volumen "la niña del pelo raro", de DFW. Editorial Mondadori. Trad. Javier Calvo.
Más textos de DFW: las corrientes salvajes, el blog de Jose]
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