21 de xul. de 2007

ésto es lo que hay
Pasan quince días como una corriente de aire a través de una puerta: de pronto sólo oyes el golpe de ésta al cerrarse. No sé. Me he acostado tarde, he visto series de televisión a altas horas de la madrugada, he visto un par de películas sacadas de las cloacas de la cinematografía hollywoodiense, he leído algunos libros, he estado despierto mirando durante minutos interminables la lluvia del mes de julio contra las ventanas, he dormitado al sol, he comido en la playa, me he bañado dos veces y media, he cocinado algunas veces para otros y otras lo han hecho para algunos entre los que estaba yo, me he reído con la luz apagada a altas horas de la mañana, he tenido dos pesadillas, hemos encontrado tres gatos recién nacidos, he comprobado que me hago mayor en detalles insignificantes que no detallaré aquí, he deambulado descalzo por la casa alguna mañana preguntándome cosas que ahora no soy capaz de recordar, a veces me ha costado dormirme. Todo ha pasado muy deprisa. No sé que significa esta velocidad de las cosas que me pasan. Tengo un miedo pequeño que tenía a raya, pero lo oigo creciendo calmosamente, alimentándose de días que vuelan, de noches con los ojos abiertos a oscuras en algún lugar de mi cama. Miento.

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