Trasteando un poco por youtube -buscando algo que ahora no recuerdo- me encuentro con este vídeo del año 1972. Un Lou Reed joven pero menos (tenía 30 años en esta actuación) mira juguetón a una Nico que parece recién llegada de Marte en algún transporte de congelados. Su mirada extraviada me pulveriza el ánimo. La canción, el escenario, la fecha, me producen un vértigo que he sentido otras veces y que me hace experimentar de manera concentrada la sensación de brevedad, de finitud, de acabamiento.
(Es Noviembre y, ahora sí, el frío ha entrado a la vez por todas las rendijas de casa.)
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