21 de feb. de 2006

obstáculos
Hay días que son como deslizarse por un tobogán de uno de esos parques acuáticos. Ya no recuerdo como son los de esa clase. Hay días que son como arrastrarse por un suelo sembrado de cristales. Esos actualmente me parecen los menos malos. Hay días en los que uno cree que ha puesto el pie en el lugar equivocado. Y que el lugar se lo va a tragar a uno, lenta y dolorosamente, para cumplir con mi querido manual de tópicos. Últimamente tengo días tan malos que no soy capaz ni de ponerles nombre, ni de distanciarme irónicamente de ellos. Ni siquiera trato de olvidarlos. Se me quedan incrustados en la memoria, como un pedrusco persistente, como si sufriera un cólico nefrítico en el sistema excretor de mi cerebro. "Últimamente" es la palabra que más utilizo últimamente. Le siguen otras como "harto", "peor", "horrible" o "insoportable". Creo que todo eso significa algo, pero no estoy muy seguro de querer saber lo que es.

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