28 de dec. de 2005

henri roorda, mi suicidio
Con la excusa de su próximo suicidio, el escritor francés Henri Roorda dejó escrito poco antes de su muerte voluntaria un pequeño opúsculo en el que expone brevemente su visión sobre la vida, la especie humana, el mundo, la moral, el trabajo, la sociedad, el sexo y, por supuesto, la muerte. El libro, que a ratos quiere ser una especie de tratado básico sobre la existencia, y a ratos una justificación -que no justifica nada, por otro lado- del suicidio, se lee con una mezcla de fascinación y escepticismo. Los motivos para dicho suicidio -que finalmente llevó a cabo en Noviembre de 1925, al poco de escibir el libro- resultan poco convincentes, y conducen, inevitablemente a sonreírse cada vez que son enumerados. Sin embargo, su ácida mirada sobre los fundamentos de la sociedad humana a partir de la muy freudiana idea de la represión de los instintos (el libro recuerda en varias ocasiones al magistral ensayo "el malestar en la cultura") y sus tóxicas observaciones sobre binomios como juventud-vejez, contención-goce, ahorro-despilfarro o trabajo-ocio entre otros, convierten su lectura en una experiencia absorbente y gratificante. Desigual pero brillante, con la punta de su escritura algo roma en ocasiones pero extraordinariamente punzante en otras, este libro (librito: 59 páginas) es un bonito regalo para quien quiera animar a todos aquellos que, como yo, están saturados de estas fiestas desde que el quince de Octubre algunas tiendas colgaron el cartel de "feliz Navidad" en sus vitrinas.



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