nana
Estoy leyendo nana, de chuck palahniuk. Como acostumbra, bajo un argumento totalmente desquiciado e inverosímil, la radiografía gélida del mundo en el que vivimos y unas cuantas subtramas deslumbrantes que revelan una inteligencia arrolladora, una capacidad de análisis prodigiosa y a un narrador capaz de convertir en oro todos los materiales de derribo posibles.
El viejo George Orwell lo entendió todo al revés.
El Gran Hermano no está mirando. Está cantando y bailando. Está sacando conejos de la chistera. El Gran Hermano está ocupado en reclamar tu atención a cada momento que pasas despierto. En asegurarse de que siempre estés distraído. En asegurarse de que permanezcas abstraído.
En asegurarse de que se marchite la imaginación. Hasta que sea tan útil como tu apéndice. En asegurarse de que tu atención siempre esté ocupada.
Y esta forma de ser alimentado es peor que ser observado. Si el mundo te mantiene siempre ocupado, nadie tiene que preocuparse nunca de lo que tienes en mente. Si la imaginación de todo el mundo está atrofiada, nadie será nunca una amenaza para el mundo.
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