20 de maio de 2005

el plano de igualdad
Esta semana he pasado un montón de horas en el colegio con varios compañeros preparando con nuestros alumnos de 4º de ESO la semana de las ciencias. Me siento a gusto con ellos, diseñando las experiencias y montando todo el cutre-tinglado de vocación divulgadora (los chavales de 4º de ESO deben explicarles a sus compañeros de Primaria el tema elegido, este año el cambio climático). Fuera del aula, perdido ese sentido paternal haz-ésto-no-hagas-lo-otro que en mi interior detesto profundamente, la relación se mueve en algo muy parecido a la de los compañeros de trabajo que colaboran para lograr que las cosas salgan bien. Así es posible que de vez en cuando me enmienden la plana por torpe, por vago, o por ambas cosas. Me gusta la sensación. Notar que la responsabilidad de sacar algo adelante baja de mis hombros a los de ellos y que la carga se reparte con cierta alegría.

Estamos juntos en lo mismo. A ratos es divertido. La pérdida de los roles cotidianos nos descubre a cada uno de nosotros algo diferente de los demás. ¿No debería ser así siempre la educación? ¿una actividad algo mejor que una especie de ir a la guerra y un modo de convivir algo más aburrido que estar de juerga con los amigos?

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