de cunetas y sequía (un post algo lúgubre)
ultimamente cada vez que cojo el coche me tropiezo por la avenida del aeropuerto con los restos espachurrados de al menos tres o cuatro bichos: gatos, perros, aves, ratones o erizos; tras darle muchas vueltas (a veces paso más rato del que me gustaría subido al coche) me he dado cuenta de que otros años los restos de los pobres animales eran arrastrados por la lluvia, mientras que esta temporada, tras casi cinco meses sin más que unas gotas miseables tras el año nuevo, no hay nada (ni nadie) que despeje las calzadas;
se me hace un poco duro este invierno: en vez de correr el agua por las cunetas de la carretera, en ellas se acumulan los restos de animales atropellados; y a esta sequedad brutal que convierte al aire en una lija de tacto suave se le une el paisaje brutal de las consecuencias de ir demasiado rápido por carreteras en las que pone en tamaño gigante: 60;
se me está haciendo un poco odioso este invierno
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