12 de dec. de 2004

moody


la colección debolsillo de la editorial mondadori ofrece en su catálogo una muy buena selección de narradores norteamericanos contemporáneos a un precio imbatible: 8,95 euros el ejemplar; tras asfixia, de palahniuk, he comenzado a leer este libro de rick moody (autor de la novela en la que se basa la película del mismo título la tormenta de hielo, del director ang lee); tras la lectura de sus primeras cien páginas ya soy consciente de estar ante un libro magnífico: el desnudo emocional que se marca moody a costa de su familia y de sí mismo es intenso, desencajado, rasposo, rozando a veces el patetismo pero sin caer en él, brillante y seductor narrativamente; su típica-familia-disfuncional-de-clase-media (padres divorciados, vida en el suburbio, adolescencias turbulentas, juventudes al borde de todas las catástrofes, en fin, la ansiedad producto de los días grises en los que terminan convirtiéndose nuestras vidas), le sirve para trazar también un vigoroso retrato de una época y un lugar que se parecen mucho a los nuestros, intersecando con brillantez las historias de su familia y la historia de su país, los tormentos interiores y las convulsiones de su tiempo, reservando para sí mismo el retrato despiadado y feroz de alguien en perpetua deriva que se ha subido al bote de la literatura como única salvación; como excusa argumental, un viaje por la costa este norteamericana en busca de pistas sobre la identidad de un antepasado suyo que aparece en un cuento de nathaniel hawthorne: alguien que, en un momento dado de su vida, para expiar una culpa espantosa, decidió pasar el resto de sus días con un velo negro cubriendo su rostro;


Tropezar con una obsesión es como tropezar con una persona: la obsesión tiene sus puntos débiles; en ocasiones es inexplicable, inquietante, asombrosa, y a veces sugestiva; es tan engañosa como directa, presenta pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes que se han experimentado en algún momento durante la alteración, molestos e inapropiados, y que provocan una acentuada angustia o aflicción; uno se relaciona con su obsesión como lo hace con el vecino: dubitativo ante la legitimidad de exigirle la historia de su vida a la primera, satisfecho con la manera en que los detalles se parcelan aquí y a allá porque así es como transcurre una vida, a trompicones, como los cuervos alzando el vuelo de un árbol donde un halcón famélico acaba de posarse. Si los pájaros describen la obsesión, me desviaré para describir los pájaros que he visto; si el deporte describe la obsesión, me desviaré para hablar de los fuera de juego y las expulsiones de mi vida; porque yo mismo soy la materia de este libro, seríais poco razonables si malgastarais vuestro ocio en un tema tan frívolo, como advierte Montaigne.

Ningún comentario:

Publicar un comentario

Deixa o teu comentario