20 de nov. de 2004

edad, perspectiva, entusiasmo
el próximo martes voy con algunos de mis alumnos a santiago para una entrega de premios para trabajos sobre el cambio climático que el instituto de investigaciones agroalimentarias (agh, vaya nombre, ¿no había palabras más largas?) organizó para estudiantes de segundo ciclo de eso de galicia;

cuando comento ésto a los alumnos de la optativa de física de 4º de eso la algarabía que se forma es considerable; expreso mis reservas sobre los premios (no figuraban en las bases: mala señal), sobre la naturaleza de la celebración, sobre el lugar en el que se va a desarrollar: todo inútil, una especie de efervescencia se apodera de aquellos que en su momento decidieron participar y -hayan sido o no premiados- van a ir a santiago el martes; los observo mientras discuten como van a ir vestidos, como van a hacer para transportar las maquetas que han construido (algunas realmente increíbles), como serán los otros alumnos que vamos a recoger por el camino (de nuestro colegio salimos 15 personas, así que, a instancias de la organización, vamos a coger a gente de otros tres centros en nuestra ruta: uno en moaña, otro en marín y un tercero en pontevedra), dónde vamos a comer, si daremos un paseo por la ciudad, etc, etc; lo que para mí es un viaje más a santiago, plagado de dudas por la falta de datos concretos sobre qué vamos a hacer exactamente toda la mañana, para ellos es una miniaventura que tendrá su cabeza ocupada como mínimo todo el fin de semana;

(que lamentable:
estar ya mucho más próximo al escepticismo absoluto
que al entusiasmo ilimitado)

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