14 de set. de 2004

herzog



leo deslumbrado el libro de saul bellow: el protagonista, moses herzog, escribe cartas imaginarias a todo el mundo: a sus ex-esposas, al amante de la segunda -su ex-mejor amigo-, a su psiquiatra, al gobernador del estado, al presidente del gobierno, a senadores que proponen leyes, a políticos, a científicos, a periodistas, a sus padres y amigos o a sí mismo; cartas lúcidas que radiografían un estado de cosas desquiciante, un mundo exasperado habitado por gente absurda en el que "todo va como antes para los que piensan mucho y no hacen nada, mientras que los que nada piensan lo hacen todo"; usando la ironía que nace de un afilado sentido común, proyecta una claridad asombrosa sobre todos los temas posibles, los grandes -el amor, la muerte o la amistad- y los pequeños -la política, el pensamiento, el dinero, la ciencia, el arte, etc-; para ello combina introspección sicológica y atrevimiento sociológico, describiendo con un humor desolado el papel del hombre contemporáneo en un mundo incomprensible -fragmentado hasta el infinito, desprovisto de cualquier sentido- como si fuera un tapón de corcho en medio del océano: a merced de fuerzas incontrolables, perpetuamente a la deriva, y, sin embargo, extrañamente difícil de hundir completamente;

Al hacer un resumen de sí mismo, reconoció que había sido -por dos veces- un mal esposo. A Daisy, su primera esposa, la había tratado miserablemente. Madeleine, su segunda esposa, había tratado de manejarlo. Para su hijo y para su hija, era un padre cariñoso pero malo. Y para sus propios padres, fue un hijo desagradecido. Para su país, era un ciudadano indiferente. A sus hermanos y a su hermana los trataba con afecto peor se mantenía muy apartado de ellos. Para sus amigos, era un egoísta. En cuanto al amor, era un perezoso. En cuanto a la brillantez, era un hombre apagado. Ante el poder, pasivo. Y respecto a su propia alma, tomaba una actitud evasiva.

(ay, ese retrato de sí mismo)

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