9 de abr. de 2004

¿quieres ser mi perro?





leo el libro de cuentos de arthur bradford con esa sonrisa que a uno se le congela en la boca cuando reconoce simultáneamente el ingenio y la crueldad en una obra literaria; los personajes de estas brevísimas historias son tipos situados al borde de la línea que separa lo normal de lo anormal, lo extraño de lo definitivamente bizarro y lo inquietante de lo perturbador; sus historias pasan por encima de cualquier tipo de épica del perdedor para contar, con un estilo seco, distanciado, rozando la asepsia del documento notarial, historias de realidades cotidianas profundamente averiadas: compañeros de piso abiertamente sicóticos, amigos con cara de gato cuya familia trabaja dirigiendo una feria de freaks, perros mutantes, perros con tres patas, perras que quedan embarazadas de hombres y tienen hijos perros e hijos humanos, compañeros de pensión potencialmente sicópatas que la toman con su casera y alguna historia peor que todo ésto junto; lo grave es que en medio de esos párrafos gélidos en los que se retrata con total desapego un tipo de personajes que viven bajo la superficie de lo que consideramos "normal", de pronto salta una frase que provoca una carcajada que te hace sentir culpable mientras piensas "pero que hijo de puta es este tipo" al tiempo que sigues pasando páginas con la sonrisa levemente desencajada en la cara; dando nuevos sentidos a la palabra absurdo, practicando un efectivísimo no-estilo literario y construyendo diálogos extraordinariamente frescos, arthur bradford ha escrito un libro que justifica plenamente la frase de dave eggers que aparece en la contraportada del libro:"si no te gusta arthur bradford no eres mi amigo"; de alguna manera, este libro sería el pariente literario de alguno de los mejores cómics de estos últimos años: como un guante de seda forjado en hierrro de dan clowes, escombros de dave cooper o agujero negro de charles burns...

(un pero: el último de los cuentos es tan rayante que desluce levísimamente el conjunto, una especie de realismo absurdo-mágico demasiado pasado de vueltas: no hay nada perfecto)


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