un cómic
entre las compras veraniegas que he hecho últimamente destaca este cómic:
¿qué haríamos si tuviéramos la oportunidad de volver a vivir una etapa clave de nuestras vidas como la adolescencia con la mente de los 48 años que tiene el protagonista?; si la adolescencia es un incendio cuyas llamas nos siguen llegando por muchos años que le pasen por encima, la posibilidad de volver al corazón de ese fuego, con todo lo vivido durante algunas décadas por equipaje, da lugar a una experiencia epifánica: el vigor del cuerpo a esa edad, el poder ver con claridad la importancia de las relaciones con amigos, compañeros, familia, la sencillez de los estudios que se estaban realizando en esa etapa de la vida, el milagro de los primeros amores y el saber de antemano qué hará la vida con la gente que te rodea... el protagonista vive todo ésto mientras nosotros, lectores entregados, seguimos su historia y la trasladamos a nuestras vidas, con el corazón en un puño y la sensación previa al llanto -de pura nostalgia- hormigueando entre los ojos y la garganta, en un vaivén que corre parejo a las emociones del protagonista; dibujado con el habitual trazo limpio y naturalista del autor (jiro taniguchi: en españa está publicado el también extraordinario almanaque de mi padre), la narración se va tejiendo con calma, cada página repleta de milagrosos silencios, de cruces de miradas y de gestos, de conversaciones mínimas y pequeños actos cotidianos cuyo significado, cuyo valor sólo nos es dado entender cuando ya es demasiado tarde; la vida que pudimos haber tenido si nos hubiera dado tiempo a pensar, las cosas que no dijimos nunca, todo lo que dejamos de hacer sabiendo que era necesario haber hecho, en fin, esas cosas que, después, a solas en el páramo de los años nos reconcomen y nos obligan a hablar constantemente con nosotros mismos descuidando nuestra labor de relación con el ahora y sus habitantes...
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