21 de maio de 2003

prodigios

leo en el país que el ingeniero nanotecnólogo james gimzewski ha desarrollado, empleando un microscopio de fuerzas atómicas, un dispositivo que permite amplificar las vibraciones de las membranas de las células conviertiéndolas en sonidos audibles, de manera que conociendo el patrón sonoro de una célula determinada (sonocitología, en terminología del propio gimzewski) es posible distinguirla de otra enferma... entre otros logros, gimzewski fabricó el ábaco más pequeño del mundo empleando fullerenos (unas moléculas con estructuras geométricas esféricas y cilíndricas obtenidas básicamente a partir del carbono: con ellas se fabrican nanotubos por ejemplo), rotores moleculares, palancas basadas en el mecanismo de reconocimiento de adn, una calculadora de 1 micra (1 millonésima de metro) de diámetro, y unas cuantas cosas más que se pueden ver en su rayante página web; asombrado por la imaginación de este señor (cruzar la nanoteconología con la biología molecular a través de los sonidos que emiten las células: increíble), recorro pacientemente su web y alucino con su pésimo diseño y al mismo tiempo el caudal de creatividad e ingenio que atesoran sus contenidos, hasta que me topo con algo indescriptible: un óleo hecho por él mismo titulado "man touches an atom"; sonrío para mí mismo: afortunadamente hasta las inteligencias más exquisitas hacen tonterías de vez en cuando...

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