4 de maio de 2003

nunca máis: seguimos

venciendo mi fatiga y mis múltiples dudas decido ir a santiago en plan último esfuerzo (creo que no iré a más manifestaciones en una temporada) para acompañar una vez más a la plataforma nunca máis; voy solo en el coche, esta vez no consigo que nadie se apunte, aunque quedo en santiago con C. y H. -con los que no puedo ir por tener distintos planes de vuelta- para no sentirme el típico superfreak que va con cara de despiste totalmente solo a las manifestaciones; por supuesto llueve a cántaros, y, para mi sorpresa, hay gente, no los más de 100.000 que proclama la organización, tampoco los 45.000 que dice la poli, pero alguna cifra intermedia (3/4 partes de la plaza del obradoiro al final del trayecto, no sé, pongamos unos 60.000, que ya es la leche); el ambiente festivo y el acoplarnos a una superbandera de nunca máis que nos sirve de refugio frente a la lluvia me animan considerablemente; la bandera se convierte en una improvisada tienda de campaña, y los actores luis tosar, miguel de lira y uno que sale en la serie un paso adelante (no recuerdo su nombre) hacen que nos echemos unas risas a costa de toda esta historia absurda (qué falta me hacían); comparo con el discurso del uno de mayo: esos líderes sindicales, con modos de ex-curas convencidos de ser los sucesores de fidel castro, hablando sin parar con el tono estilo arzalluz, como reprendiendo a la gente y mostrando ante el mundo su discurso plomizo, grisáceo, impostado, con esa falsa seriedad de quien cree estar diciendo algo fundamental: gracias a dios los actores practican la ironía y cierto humor negro en dosis breves que nos hacen reír y nos recuerdan que pese a todo, la cosa es festiva; la parte final la lleva suso de toro, su breve discurso es emocionante, simpático, hay carcajadas en algunas partes... se pueden decir cosas tremendas sin que la gente bostece o se sienta como si la estuvieran abroncando;


[me despido de C. y H.; cojo el coche; en medio de un temporal considerable recorro con calma la A9 hacia vigo, calentito escuchando a haendel en la radio, me siento a gusto, a solas en la autopista, viendo como los árboles se doblan ante el viento y la lluvia estalla en miles de gotas ante mis ojos...]










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