26 de abr. de 2003

mark eitzel

la noche del viernes me voy al concierto de mark eitzel en el vademecwm; tomo una sola foto justo al empezar porque enseguida hay como cinco personas haciéndoselas y es evidente que no le gusta nada el fogonazo de los flashes: un pesado le hace como 20 fotos seguidas y el hombra acaba parando y pidiendo que por favor dejen de deslumbrarle con las puñeteras lucecitas; en fin, este es mark al comenzar su actuación:



allí estuvimos unos 50 fieles congregados alrededor del trovador de la desolación, aunque uno ya no sabe cuanto hay de pose y cuanto hay de auténtico en ello, ya que al comenzar saluda al público diciendo: "this is another depressing song about my fucking life", frase a la que siguieron unas sonoras carcajadas y la propia sonrisa del eitzel, como diciendo, pues esto es lo que hay; la idea de este hombre de una actuación es peculiar: él solo, con su guitarra electroacústica (cómo sonaba), abrigadísimo, interrumpiendo las canciones para sacarse algo de ropa, apagar las luces del escenario o rascarse la nariz, enganchando canciones seguidas para que la gente no le aplaudiese (en una ocasión que hizo ésto paró al poco rato y dijo que iban las dos seguidas porque como tenían los mismos acordes pues así ya aprovechaba: otra carcajada); es decir, tan showman como depresivo, tan tronado como emocionalmente desolador, en fin, tan "auténtico" (palabra prohibida por su mal uso) como impostado: un tipo singular; ¿y las canciones? cuando iban todas seguidas, sin cortes por la ropa, las luces, los flashes, la nariz, la afinación de alguna cuerda, o algún speech que se le ocurría, resultaban demoledoras: esas letras sobre hombres abandonados (él mismo) entregados al alcohol en casas solitarias y cosas por el estilo, con esa voz suya, más dramática que nick cave y michael stipe haciendo dúos de scott walker, y esa guitarra amarga, como al borde de romperse continuamente, le producían a uno la sensación epifánica que sólo la exaltación de la tristeza consigue provocar: una pasada;

[por lo demás, gracias a una pandilla de energúmenos que confundieron el concierto con una excusa para hacer un botellón en el local, el concierto fue justito de tiempo y terminó abruptamente con mark saliendo a la carrera con la guitarra y su micrófono ante la desolación de la concurrencia al ver el considerable cabreo en su cara]

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