el silencio, la emoción
aunque parece un eslógan publicitario (que probablemente esté por ahí archivado en mi subconsciente) es el resumen de los cinco minutos de paro que hemos hecho hoy en el colegio; me impresionó muchísimo: el patio con todos los alumnos de secundaria (unos 350) sentados en el suelo, en silencio absoluto, escuchando el viento, el rumor de la carretera y los pájaros; sólo un pero: al acabar, en vez de seguir en silencio hasta sus clases se pusieron a aplaudir: yo creo que éso es lo que se llama cultura televisiva: hay que estar aplaudiendo continuamente, como para dejar constancia de que se ha hecho algo espectacular; sobre ésto tuve una pequeña charla con ellos al entrar en clase: decían que era lógico aplaudirse a sí mismos porque "la cosa" había sido un éxito... mis argumentos acerca de que lo coherente con la gravedad del asunto era entrar en silencio en clase no les convencieron: pesa más en ellos la lógica sentimental del espectáculo que la coherencia interna de sus acciones (joder, juro que esta frase no la dije: me hubieran apedreado);
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